sábado, 19 de noviembre de 2011

The End

Listo. Ya acabó. Mis ocho años en este hermoso colegio finalmente terminaron. El otro día comentaba con alguien que esto se siente como cuando murió mi bisabuela: aún no lo puedo creer. Es tan extraño; algo que siempre formó parte de tu vida, y de un día para otro te informan que ya no, que debes asumir una nueva realidad.
Hoy es sábado y aún tuve ganas de llorar recordando algunas cosas, viendo fotos, o simplemente pensando que todo eso ya pasó. El día de ayer fue demasiado lindo y especial; les doy gracias a todos los que ayudaron en hacer de nuestro último día una instancia tan agradable. La verdad lloré sin parar. Cuando ya estábamos terminando la jornada y todos pasamos adelante a decir unas palabras, mi llanto silencioso se había transformado en sollozos ahogados.
Hay tantas cosas que decir, que ni ayer ni el espacio en el blog son suficientes.
Curso: doy gracias a Dios porque me tocó un grupo TAN genial; el mejor del mundo. Cada uno de ustedes tiene una personalidad muy especial; y como dijo el profe Víctor, nosotros realmente fuimos una falange; una estructura donde cada uno tenía un rol definido e igual de importante. Los quiero mucho, y jamás voy a olvidar los momentos que pasamos. Mis mejores deseos para todos ustedes, amigos.
PEDRO: Ahh, me pone tan feliz que hayas vuelto este año y que vayas a graduarte con nosotros. No importa que no hayas podido pasar TODO el año con nosotros, el punto es que estuviste y fue bacán volver a verte luego de tantos años.
NICO: Quizás no nos conocimos mucho, pero puedo decir que eres una persona muy talentosa y que tiene harto para entregar. Esa fortaleza interior tuya es algo que no deja de impresionarme. Sigue creciendo y esforzándote como lo haces, Nico, y vas a llegar lejos.
SEBA: Aunque a veces lo ocultes, eres una gran persona por dentro. Agradezco la conversación profunda que tuvimos, y una de las cosas más destacables en ti es tu caballerosidad y el ser tan atento con las niñas.
CAMILO: Guau, hay tanto que decir, pero no sé cómo. Tú ya lo dijiste, es más fácil escribirle algo a personas con las cuales no se tiene una relación tan cercana. Desde el principio fuiste alguien que me inspiró confianza, en aquel retiro cuando me entraron a robar a la casa, y por alguna misteriosa razón te conté a ti; no sé si lo recuerdas. Y otra vez, cuando me encontraste en la sala y yo estaba mal… Gracias, amigo. Gracias por ser el único que se da cuenta cuando me pasa algo y no se conforma con un “nada” y una sonrisa fingida. Creo que eres la persona que más me ha acompañado en todo, que ha estado ahí desde que comenzó nuestra amistad; dándome una palabra de aliento y apoyándome de las maneras más increíbles. Te quiero demasiado.
NUNI: Fue tan bacán ir el otro día a tu casa y ver que aún conservas el jarrito que te regalé como en sexto básico… Todavía recuerdo ese año, cuando éramos inseparables, las mejores amigas. Bueno, el tiempo pasa y las cosas cambian, pero sigo teniendo un amor muy grande por ti. Siempre te preocupas cuando ves mal a alguien y eso no es menor. Gracias por tu humor, que me alegró más de una vez.
ÁLVARO: ¿Qué quieres que diga? Pasamos tanto tiempo juntos que conoces gran parte de mi vida. Sabes cuáles son mis gustos y mis mañas, y dónde se guardan los vasos y los platos en mi cocina. Eres de esos amigos con los cuales existe la confianza para decir, cuando pides agua: “sírvete nomás, está en el refri”. De verdad eres un hermano para mí: cuando el otro día nos molestaron en el preu, no supe cómo explicar la relación que tenemos. Perdón por ser tan pesada a veces contigo, y por no responder a tus abrazos; pero espero que sepas que te quiero mucho.
MAXI: Eres una persona genial, Maxi. Me encantó poder conocerte más este año en el ministerio de alabanza. Siempre me haces reír y te quiero mucho, aunque me hayas tirado un dardo en el dedo. Tienes un corazón hermoso, que sigue creciendo cada día más. Nunca perdamos el contacto.
DANI R: Fuimos las mejores amigas del mundo; en ese tiempo no me podía imaginarte sin ser una parte importante de mi vida. Como ha pasado con varias personas, el tiempo lo cambia todo; pero jamás olvidaré aquellos años, Dani, y todas las cosas que pasamos juntas. Qué tiempos, cuando la Vico era muy pequeña y cada vez que iba a tu casa quería que jugara con ella a las escondidas… Las dos nos vamos con lindos recuerdos de nuestra amistad, y con nuevas y maravillosas personas que se han hecho un hueco en nuestros corazones.
FRANCO: De verdad lamento no haberte conocido tan bien, pero pucha que me caes bien. Me río demasiado con tus tallas, eres muy chistoso y muy atento, Franco. Se nota que cuando quieres a alguien lo haces de manera sincera, y puedo afirmar que tus amigos son afortunados de tenerte. Te quiero mucho Franquito, seguiremos viéndonos.
MATUS: No sé por qué te veo y me dan ganas de abrazarte. No lo hago porque sé que no te gusta, pero igual. Eres mi mejor amigo desde séptimo y espero que eso nunca cambie. Tú eres para mí como un hermano menor (te lo digo de verdad), y ese amigo de la infancia que aunque uno pase mucho tiempo sin verlo, cuando lo ves de nuevo es como si hubiesen pasado cada día de los últimos años juntos. Te quiero mucho, y cuando seas dentista voy a ir a tu consulta a darle marshmellows a los niños para que les salgan caries y tú ganes harta plata atendiéndolos; y luego gastas toda esa plata en peluches de máquinas, ojalá superhéroes.
FRAN: Te quiero tanto, tanto. En este último año nos hicimos más cercanas, y las mejores amigas. Han pasado muchas cosas este último tiempo, Fran, pero nuestra amistad sigue ahí; y estoy convencida de que nada la puede derribar. Gracias por confiar en mí y tener el valor de contarme cosas que no muchos se hubiesen atrevido a contar. Las pruebas son lo que fortalecen una relación; y creo que en esta amistad ya pasamos una. Acuérdate, seremos amigas hasta cuando seamos viejas feas. Las viejas más arrugadas y hediondas del mundo. Te quiero mucho, amiga.
JAVI: Hubo un tiempo en que te consideré mi mejor amiga. Eres una persona demasiado especial, con un corazón muy lindo. Eres más talentosa de lo que crees y tienes muchas cosas que entregarle al mundo dentro de ti; no las escondas. Te quiero mucho, Javuñis, nunca cambies.
Y aunque ya no estén, hay dos nombres más en mi polerón que no mencioné, pero que pasaron varios años con nosotros. Aunque no se gradúen con nosotros, y probablemente nunca lean esto, quiero incluirlas.
PÍA: No pude conocerte tanto, pero no voy a olvidar cuando emocionada me contabas sobre el próximo partido al que ibas, o cómo me reía con la forma en que contabas tus historias.
VALE: Puedo decir con sinceridad que te echo de menos. Leí en mi blog que se me iba a hacer extraño cuando saliéramos del colegio, y no estuvieras tú para saludarme con un “hola nena”. Todavía tengo alguna dedicatoria tuya en más de una libreta. No olvidaré nunca que siempre me trataste con cariño y amor.
PROFE LUIS: Simplemente gracias. Gracias por la forma en que creyó en mí y siempre me alentó: a seguir escribiendo, leyendo y superándome. Es uno de los mejore profesores de media que existen, y los avances de alumnos que no son humanistas lo demuestran. Gracias por todo el esfuerzo que depositó en nosotros. Sé que hizo lo mejor que pudo para prepararnos en todo sentido. No olvidaré su preocupación y dedicación por mejorar sus métodos cada año. Es el mejor, profe. Aunque mi deseo es estudiar Medicina, en algún momento quise Literatura, y eso sólo se lo debo a usted. Otra vez gracias. Lo tengo en mucha estima, y lo quiero de verdad.
PD: Gracias por obligarnos a escribir en el Blog. Leyéndolo me di cuenta que hay cosas que hubiese olvidado fácilmente, pero que están aquí.



FIN.

martes, 15 de noviembre de 2011

Última semana


Todos los años veíamos al cuarto medio salir; siempre un power point que hacía reír y llorar de nostalgia a alumnos y profesores; una convivencia; reuniones a puertas cerradas con el (o la) director(a). Cada año la cercanía con cada generación se iba haciendo más corta, hasta que finalmente llegó el momento.
Ayer lunes fue todo muy emocionante. Llegamos todos impecables en la mañana, y apenas tocaron la campana bajamos a nuestra última formación. El único problema fue que todavía no llegábamos a la cancha cuando nos dijeron “no hay formación”. Nos quedamos con la boca abierta: nosotros, los muy ñoñitos, deseábamos disfrutar nuestro último acto cívico, y nos lo quitaron. Pero bueno, fue a cambio de tener un tiempo espiritual más largo, en el cual nos dijeron muchas cosas hermosas, recibimos muchos abrazos y algunos derramamos un par de lágrimas. Las palabras que nunca voy a olvidar son “los voy a extrañar mucho con tanto cariño”; a ver si se acuerdan.
Hoy tuvimos un hermoso desayuno con los profesores, organizado por ellos mismos. Este sí fue el día para emocionarse. Ayer no quería llorar (hay que reservar agüita para el viernes): no hablé simplemente porque sabía que el llanto sería tal que no me permitiría terminar bien una oración, pero hoy día había alguien detrás de mí amenazando con golpearme a cada momento si no hablaba. Así que lo hice: hablé. Como pudieron ver, de todas maneras me resultó bastante difícil desde el primer momento. El amor que siento por el colegio no es simplemente por mis compañeros y amigos, o por los niños más pequeños. Hay personas en este lugar que son demasiado maravillosas, y que han marcado mi vida en diferentes etapas. Como mencioné hoy, la tía María Elsa fue alguien muy importante cuando era más pequeña, y estaba atravesando por un momento tan difícil como es la separación de tus padres. Ahora doy gracias a Dios porque tengo el privilegio de verlos de nuevo juntos; pero lo que esa profesora de básica hizo en mí realmente me marcó. Hoy me sigue impactando la cantidad de tiempo que ocupa en hablar largos ratos con sus alumnos, de manera individual. Destaco esa dedicación y preocupación por sus cursos.
Y bueno, mencioné  a otras dos personas: el profe Mati y la Miss Miriam. Yo creo que si juntásemos todo lo que les he contado, se podría construir un increíble perfil sicológico de mi persona; o quizás incluso un libro de crónicas. Los dos conocen mis secretos más profundos; esas cosas que sabes tú, Dios y tu perro, para que se hagan una idea. Gracias por acompañarme en los difíciles procesos que he atravesado, por los buenos consejos y todos los momentos en los que me animaron a seguir; o cuando me tiraron las orejas por alguna embarrada (jejeje), todo se agradece. Gracias por sus corazones siempre dispuestos a servir al otro, y por la amistad y confianza que me han brindado.
Cursillo amado, ahora sí que queda el último impulso para terminar. Luego del viernes, que supongo estaré más inspirada, escribiré algo para cada uno. Los quiero.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Personajes

No puedo creer que realmente está pasando: sólo una semana más y saldremos definitivamente del colegio. Apenas sí quedan unos cuantos trabajos que entregar y unas pocas pruebas. Cinco días a contar del lunes, y todo habrá terminado.
Estaba leyendo una antigua entrada titulada “¿Seguiremos siendo amigos?”, donde hablaba sobre el temor de perder a mis amigos. Tengo claro que quizás deje de ver a uno, o a lo más dos; y que a otros apenas los veré de hola y chao, más que nada por la iglesia. Pero también sé que hay personas muy importantes para mí en este curso, y se los digo: voy a hacer mi mayor esfuerzo por nunca perder la amistad que existe entre nosotros. No hay universidad, persona, trabajo o familia que pueda llegar a separarnos. Los quiero demasiado como para dejar que eso pase. Ahora, éste es el momento donde la Fran dice “qué cursi, Dani”. Sí es cierto, durante este último tiempo ha existido más que sólo un momento cursi con algunos, con lágrimas incluidas a veces. Pero bueno; me gusta que haya sinceridad.
Y hablando de amigos, este año hice una amiga que nunca he mencionado en este noble medio: mi queridísima Claudius. No sé de qué manera milagrosa y sobrenatural comenzamos a hacernos amigas; pero de un día para otro esta niña comenzó a vivir en mi casa al menos un día a la semana. Ya prácticamente es parte de la familia; una hija adoptiva más de mi madre (con ella son cinco mis hermanos adoptivos). He aprendido a conocerla y a quererla; y en ella encuentro realmente a una hermanita. Fui a verla en un día importantísimo tanto para ella como para mí; y fue realmente emocionante. Voy a extrañar los pucheros que hace cada vez que tiene que estudiar, las conversaciones que hemos tenido hasta altas horas de la noche y sus paseos matinales a mi sala.
Hablando de extrañar, no puedo olvidar a los enanitos que literalmente viven en la sala de al lado: los niños de kínder. ¡Cómo me río cuando, al mirar los pies de mi compañero Camilo, veo dos seres pegados cual lapas a sus zapatos! Estos niños realmente roban el corazón, y saben cómo hacer para sacarte una sonrisa aún en los peores momentos. En un par de años, cuando regrese a mi colegio para ver cómo ha cambiado, espero ver a todos estos enanitos y llevarme una impresión al ver cómo habrán crecido.
En fin, he conocido a tanta gente maravillosa en este lugar, y hay tantas cosas que recordar, que creo que esto no alcanza para expresar todos los pensamientos que fluyen en mi cabeza ahora.
Ya volveré con más capítulos de esta interesante novela.
PD: Hoy es 11.11.11.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Retiro y deberes

Acabo de revisar algo que iba a ser una entrada para el blog, y empezaba con “Martes por la noche, preparándome para el retiro de mañana…”. Como mañana no hay retiro, decidí simplemente dejar ese lindo escrito en el olvido. Me dio bastante lástima, porque ya llevaba 394 palabras; y no es tan fácil llegar a las 450 palabras cuando se ha escrito durante prácticamente todo el año (especialmente porque tendré que escribir unas siete entradas antes de salir de clases, debido a mi relajo en lenguaje este semestre).
Primero deseo hablar del retiro. Qué genial. Fue demasiado diferente a cualquier retiro del colegio al que hubiese ido: tuvimos una cantidad de tiempo libre inimaginable, durante el cual tiraron a todo mi curso a la piscina (menos a mí porque estaba enferma y al Álvaro que se escondió). Ni siquiera la tía N y el tío R se salvaron de un chapuzón involuntario. Para qué hablar de nuestras travesurillas de último año. No podíamos irnos sin hacerle una broma pequeña a nuestro querido ex director, así que nos introdujimos en su habitación mientras alguien vigilaba que no viniese, con la intención de sacarle los palos a su cama. Lo malo fue que los palos estaban todos pegados, y por lo tanto sacarlos era demasiado complicado; pero siempre existía la posibilidad de SABANITAS CORTAS. Sin dejar de reír, doblamos las sábanas por la mitad y guardamos la punta superior bajo el colchón. Luego llegó el tío R y nos quedamos tirando tallas hasta altas horas de la madrugada. Como siempre, era todo un club de Toby conmigo entremedio; mientras mis compañeras dormían profundamente en nuestra habitación. Qué manera de pasarla bien esa noche.
A la mañana siguiente corrimos a preguntarle a nuestro querido profesor cómo había dormido, a lo que él respondió con una cara que no manifestaba, digamos, completa felicidad (jeje). Igual nos reímos cuando nos contó su experiencia de cuando sus pies llegaron hasta cierto punto de la cama y luego no pudieron seguir avanzando.
El retiro fue tan relajado… especialmente después de un retiro de niños, donde había que comer rápido para ir a vigilar a las reptantes y prepúberes criaturas, capaces de cualquier cosa. Ahora no teníamos que vigilar a nadie, es más; otros tenían que preocuparse por nosotros, lo cual es bastante agradable.
Quedando poco más de una semana en días hábiles para dejar el colegio, me faltan pocas cosas que hacer, pero que siguen martirizando mi sueño: las fichas de biología que aún no empiezo, el debate y el informe de la feria científica, para el viernes. Mañana nos entregarán (supongo y espero) un trabajo de matemáticas PSU, y gracias a Dios no tengo que entregar un latero trabajo de Historia sobre crecimiento poblacional.
Seguiré escribiendo…  

lunes, 24 de octubre de 2011

El Regreso

Sí, lo sé. Me dejé estar y he sido tremendamente irresponsable: no he escrito como en un mes en este mi precioso blog. Así que heme aquí nuevamente, más estresada que nunca y con ganas de terminar todo lo que signifique NOTAS. Pensaba escribir ayer, pero estaba demasiado cansada para hacerlo; y de hecho no sé cómo logré sobrevivir hasta las 1AM.
Salí de mi casa el sábado muy temprano para dirigirme al preuniversitario, muerta de sueño. Cabeceé durante toda la clase de física, y en un momento en que mis bellos ojillos quisieron descansar, la profe, con su particular tono de voz que me hace mucha gracia, gritó “¡Mora, despierte!”. Era el colmo. Podía resignarme a no resistir biología; a lo más química un día que estuviese muy cansada, pero quedarme dormida en la clase con una de las profesoras más graciosas del mundo era imposible de creer. Decidí que era hora de tomar una decisión y cortar por lo sano (o en este caso, dejar lo sano).
Antes de continuar, contextualizaré a aquellos que no se han enterado de mi desgracia. Hace aproximadamente un mes, una señora loca a la que apodan “nutricionista”, me puso a dieta debido a que los exámenes de sangre arrojaron que mi insulina estaba por los cielos. El terrible suplicio consiste en no comer aquellos alimentos que aportan principalmente hidratos de carbono (papas, puré, arroz, fideos y todas esas cosas que no pueden faltar en una comida normal), nada que contenga azúcar, nada que no sea diet o light, frutos secos y muchas otras cosas deliciosas y fundamentales para la vida de cualquier adolescente.
Bueno, como iba contando, decidí que esa situación no podía continuar; ya estaba aburrida de quedarme dormida en cada clase del preu a la que asistía. Lo de física fue la gota que rebalsó el vaso, porque ya mi profe de química me había dicho que tomara vitaminas.
Inmediatamente relacioné mi cansancio con la dieta, y decidí comer azúcar para activarme. Dicho y hecho, me dirigí al kiosco y compré un delicioso mocachino y un alfajor bon o bon de tres capas. Ñami.
Santo remedio. No cabeceé en ninguna de las clases siguientes.
Aparte del episodio de la dieta, tuve un fin de semana intenso con mis amigos Álvaro y Maxi en el retiro de niños de la Iglesia; aunque nos vimos como tres veces a la rápida, cruzándonos en un pasillo o cosas por el estilo. El retiro estuvo muy bueno, y bastante diferente, a decir verdad: nunca había ido a un retiro del ministerio de niños. No me molesta que niños de incluso trece años me digan “tía”. Jugué fútbol, busqué gusanos en la tierra y conversé con dos niñas arriba de un árbol.
Y qué decir de los tiempos con Dios; es demasiado genial cuando son voces infantiles las que alaban.
PD: Comienza la cuenta regresiva. Un mes y contando…

domingo, 25 de septiembre de 2011

Tapados hasta las orejas

Ahh… Fue tan bueno perder clases el viernes… El ensayo no fue nada agradable, porque ya lo habíamos hecho, el día anterior me había acostado tarde y no había tomado desayuno. Las mejores condiciones para rendir un ensayo de PSU. Pero lo bueno fue que después tuvimos bastante tiempo libre para hacer absolutamente nada, y al fin pude hacer cosas que tenía pendientes como de una semana. Lo que me dio más lata fue haber perdido música por física, pero bueno; ya sabíamos que en este país no se valora ninguna clase de arte.
El sábado hube de levantarme temprano para ir al preu, lo cual me dio demasiada lata (pero igual lo hice). Cuando llegué a mi casa me llevé una grata sorpresa, al descubrir que de almuerzo habían comprado sushi. La Fran estaba en mi casa desde la noche anterior, y reemplazó mi lugar de hija mientras yo no estaba. Comimos con calma y mi papá nos fue a dejar a la casa del Maxi, para luego dirigirnos en grupo a la Iglesia de niños. Estuvimos toda la tarde corriendo, jugando a las más diversas clases de pinta que una mente humana puede crear.
Después fui con algunos de mis más amigos a ver la ópera Carmen que se presentaba en el Chimkowe. El alcalde estaba saludando personalmente a cada persona que atravesaba las puertas del recinto; y yo no le había creído al Camilo cuando me dijo por teléfono “…luego de darle la mano al alcalde…”. Sentí que le faltó algo a la ópera: una chispa, más fuerza en la orquesta, en los bailarines. Pero lo que más extrañé fueron los platillos en la obertura. Había sólo un triángulo que no paraba de sonar.
Esta parte, hasta el almuerzo de hoy, fue bastante positiva. Pero luego llegaron las preocupaciones: el poner los pies en la tierra y darse cuenta que uno está lleno hasta más no poder de tareas, trabajos, etc. No es una queja; estoy relatando mi complicada situación (la misma que atraviesa gran parte del curso, si es que no todo), y aprovecho de descargarme porque mi semana rebosa de responsabilidades. Para mañana hay que hacer una hermosa presentación de inglés, la cual aún no termino: debo terminar de escribir los diálogos y traducirlos al inglés. Más encima hay que “debatir” sobre la TV chilena. Puaj. El martes disertación de química (la cual, por supuesto, aún no comienzo); miércoles prueba de matemáticas si no me equivoco: prueba de historia; el jueves prueba de física (aún no sé cómo definir el magnetismo) y la prueba de Fuenteovejuna, que no tengo ni idea de cuándo es.
Mañana será otro día, si es que logro sobrevivir a esta noche. 

martes, 20 de septiembre de 2011

Septiembre y la cercanía del Fin

Qué agradable fue este fin de semana. Me encantó no ir a clases ni lunes ni martes, para simplemente hacer NADA.
Todos los días tuve algún panorama, y aunque me hubiese gustado hacer más, la pasé bien. El sábado fui a las fondas en el colegio, donde hubo algunas presentaciones de plantíos que estuvieron muy graciosas, y otras bastante profundas. El domingo, luego de la iglesia, fui con mis padres y me hermana a un asado con la familia. Qué manera de comer, terrible. Pura chicha, carne y deliciosas ensaladas aliñadas con un montón de limón, como a mí me gustan. Mi abuela estuvo todo el día sábado cocinando, de lo cual resultaron 101 empanadas. Increíble. El lunes, otro asado. Más carne aún, pero la verdad fue bastante aburrido: mis primas puro que fuman, y mis ojos ya irritados por la primavera no soportan el humo del cigarro. Lo único entretenido que hice fue jugar con mis gemelos pelados, que todavía no cumplen los dos años. Y hoy no hice mucho; aunque disfruté el levantarme tarde y tomar desayuno a las 12. Ejercité con las guías del preu que no tenía hechas y dormí una pequeña siestecilla luego del almuerzo, en el sillón más irresistible que puedan imaginar.
Y mañana de vuelta a clases. Lo más terrible es que quizás me hagan el test de Naveta que no he hecho; y que tampoco tengo ganas de hacer.
Pero una de las cosas que más pienso con respecto a esta vuelta a clases, es el poco tiempo que nos queda. ¿Cuánto será, como un mes y medio? Seis o siete semanas que entre retiro, alianzas y quién sabe qué más; se nos van a hacer realmente nada. Sé que he hablado bastante del tema, pero no puedo evitar pensar en eso gran parte de mi tiempo. Por otra parte, pienso en todas las cosas que podré hacer una vez hayamos salido del colegio, en noviembre. Podré juntarme con mis amigos a comer palos (a ver si algún día lo logramos); ver muchas películas que tengo pendientes; leer libros que nunca terminé,que nunca empecé o que olvidé por completo; ver otra vez a ex compañeras que viven muy cerca y con  las cuales no hablo hace mil años; sacar la licencia de conducir; entre otras muchas cosas.
Últimamente siento que vivo en un mundo de irrealidades. A veces me pregunto si ciertas cosas que pasan realmente están pasando, o estoy en alguna clase de extraño sueño del que no despierto. ¿Nunca les ha pasado? Lo malo es que no es una situación puntual: son varias cosas que me hacen dudar sobre la veracidad de la dimensión en la que me encuentro. No deseo “irme en la volá” con este tema; pero deseaba compartir la extraña sensación que a veces me embarga.
Saludos desde el más acá,
                                         Mani.

domingo, 11 de septiembre de 2011

La última cueca

Ya pasó. Nuestras últimas fiestas patrias en el colegio ya acabaron. El sentimentalismo no me vino sino hasta el último momento, cuando estaba próxima a salir para nuestra cueca final. El Pedro, que bailaba conmigo, me dijo algo como “Uuy, nuestra última cueca”. Creo que realmente no había caído en la cuenta de lo que eso significaba hasta que él lo dijo. La última cueca. Los últimos metros que nos quedan por recorrer en este camino que llaman colegio. Tuve que aguantarme la emoción y sonreír, sonreír con el orgullo de ser parte del cuarto medio: el curso que se va. Realmente no deseaba que terminara ese momento. El baile se me hizo tan corto… En un pestañeo estábamos de pie frente al público, escuchando los aplausos de tantos padres probablemente ajenos a lo que eso significaba. Hay momentos que deberían ser eternos; y este acto debió serlo, al menos para mí.
Muchos pueden decir que es un alivio que ya haya pasado; qué bueno que ya no vamos a escuchar los ensayos de música ni cueca todo el día, etc. Pero yo creo otra cosa. De hecho por una parte no quería que fuese el día sábado, porque no quería que quedara en el pasado; no quería decir “ya fue…”. Sabía que luego de eso no quedaría nada; que de ahora en adelante el tiempo pasará más rápido que nunca; y que sin darnos cuenta estaremos graduados. Ya no seremos más escolares; no usaremos uniforme ni bailaremos folclor en cada septiembre, a menos que queramos.
Es irónico: fue mi último acto y la primera vez que mis padres no asistieron (tenían el matrimonio de una amiga muy querida). Mi abuelo iba a verme con mis primas, pero llegaron cuando ya había terminado. Qué triste. Mi prima estaba demasiado impresionada porque fuésemos tan pocos cuando le dije “Ése es mi curso”.
Terminé agotadísima por bailar tanto. Bailé con el Matus, el Álvaro, el Ale, el tío Rodolfo, el Adrián e incluso el profe Víctor. Estaba cansada, pero hubiese seguido si otras personas que no quisieron bailar lo hubiesen hecho.
Salió todo demasiado, pero demasiado bien. Me sentía triste, por la mezcla de sentimientos que se enredaban en mi interior; pero al mismo tiempo sentí un gozo y una emoción indescriptibles, porque todo parecía un programa de verdad. Me encantó. GRANDE TÍO LUIS, el genio detrás de cada presentación!
Pero la vida no acaba en el colegio: no señores. Hoy día fue un día genial también. Para empezar, hoy estuve en la mejor alabanza con los niños que haya experimentado. ¿Cómo definirlo? Poderoso queda corto. Y para rematar esto, lo que pasó después de la prédica del pastor fue… uf… Dios es Maravilloso, no hay palabras que puedan expresar cuánto amor tiene por cada uno de nosotros... ¡Gracias mi Señor!
Y para terminar, puse en práctica mi mayoría de edad. Sí, yo soy la famosa mencionada por mi estimado, a la que le pidieron el carnet. Fue bastante gracioso, debo decirlo.
Creo que ha sido uno de los mejores fines de semana de mi vida.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Vértice, cine y quién sabe qué más


Tengo un notebook nuevo; y me acabo de dar cuenta que no tiene la fuente que me gusta: Kristen ITC. Así que tuve que escribir con esta extraña letra llamada Corbel. No es tan mala, después de todo.

Me sigue impresionando lo rápido que pasa el tiempo. Más encima, parece que todo el mundo se ha puesto de acuerdo para recordarnos que nos quedan como dos meses de clases. No me explico de dónde van a sacar tantas notas para rellenar el libro, si queda tan poco tiempo, al menos para el cuarto medio. A propósito de nada, le he recordado a todo el mundo que hay que hacer el cuestionario de biología para mañana, y yo todavía no lo hago. Qué terrible.

Esta semana pasaron hartas cosas: una conversación importante, un vértice, tres controles en el preu, un regalo de cumpleaños atrasado, una película en el cine.

Respecto al Vértice, sólo puedo decir que los que no fueron se perdieron de una de las mejores prédicas que he escuchado de Claudio Franzani. Fue realmente increíble. Y las canciones de Daniel Soto… Uf.

Con los controles del preu no puedo opinar nada aún, porque sólo me dieron los resultados de uno.

El regalito de cumpleaños es el objeto en el cual ahora escribo, y que hace tanto tiempo deseaba. Gracias Señor porque mis padres pueden darme uno.

Y por supuesto, cómo olvidarla: la película. Moría de ganas por verla; pasaban el tráiler a cada rato en el metro, y desde que había visto la propaganda por primera vez, sólo pensaba en su estreno: El Planeta de los Simios (R)Evolución. No puedo decir que sea una obra maestra, pero me pareció bastante buena. Supongo que James Franco aporta en buena parte al éxito de la película. Además, para verla estuvimos como una hora acampando afuera de la sala, con mucha otra gente ansiosa por entrar; alimentándonos de tecito y comida para pollos.

Eso fue ayer, día de hacer nada. Preu en la mañana, llegué a mi casa casi a las tres y luego de almorzar no hice absolutamente nada; ni antes ni después del cine. Qué pérdida de tiempo.

No puedo creer que haya escrito tanto y no alcancen a ser cuatrocientas palabras. Esto de escribir cada semana en el blog se me hace cada vez más complicado: no sé ya de dónde sacar inspiración. ¿La habré perdido bajo mi cama? ¿Se me habrá quedado en algún lugar a los que fui de vacaciones? ¿Se la habrá robado la perra que se escapó de mi casa hace en el verano, o la Shakira, la gatita negra que desapareció mientras no estábamos?

Quien sea que se la haya robado, no importa; porque el número 4-5-0 tiene un dulce sabor cuando aparece en pantalla.

domingo, 28 de agosto de 2011

Aventura sabatina

Volvemos a estar como antes. Desde que entré a clases este segundo semestre (casi dos semanas tarde), no nos habían dado casi nada. Un par de tareas locas por ahí, unos cuantos trabajillos. No sabía qué hacer porque sentía que no tenía nada pendiente (lo cual así como verdad, verdad, no era); hasta esta semana… Sigo pensando que los profesores se ponen de acuerdo para ponernos todas las pruebas juntas: inglés, química, biología electivo, lenguaje PSU, la prueba del libro… Y no me extrañaría que apareciera por ahí una prueba de Historia o Matemáticas. Así que supongo que esta semana dormiré poco y estudiaré  a las horas más extrañas, como suelo hacerlo: cuatro, tres y cinco de la madrugada.
Cuando era más chica me era tan fácil madrugar: podía acostarme a las doce, despertarme a las cuatro y trabajar sin parar hasta levantarme para ir al colegio. Claro, tiene sus consecuencias; pero es muy útil para la gente que deja todo para última hora, como yo.
Y hablando de estrés, ayer fue un día para relajarse y respirar algo de aire puro. Algunos del Grupo Impacto (digo algunos porque faltaba gente) subieron al cerro Mahuida, a pesar de la lluvia, granizo y posterior sol que les tocó. Eso sin hablar del pastoso barro con el cual estaban embetunados hasta las rodillas, en la cara, y algunos que llevaron ropa blanca, en todo el polerón.
El problema es que mi amigo Álvaro y yo teníamos preu ese día; y ya que nuestros respectivos padres no nos dejaron faltar a aquél templo de sabiduría, recién como a las dos de la tarde llegamos al cerro. Subimos por la callecita que nos indicaron los de la entrada. Caminamos lo que nos pareció un camino largo y un poco vertical, lleno de sospechosas bifurcaciones que parecían querer hacernos perder el rumbo. Llegamos a una especie de plazoleta, donde había una pequeña caseta verde con forma de quiosco; y un hombre canoso pero para nada viejo salió a recibirnos. Nos indicó el camino que habían tomado nuestros camaradas; y para allá fuimos con gran ánimo de encontrarlos. Apenas habíamos andado un par de pasos y nos aburrimos del barro. Era tanto y tan pegajoso, que se pegaba a nuestros pies, formando una especie de suela que nos dificultaba el levantar los pies. Nos limpiábamos en cada roca grande que hallábamos a nuestro paso, aunque era inútil: ni bien habíamos andado un par de metros, y ya nuestros pies volvían a ser pesados.
Esperamos a los demás, que nos dijeron que ya bajaban, sentados en una roca. Allí comimos, cantamos y saltamos; deseando que fuese verano para dormir en el pasto.
Más tarde llegaron los demás, sucios y cansadísimos; y el resto de la tarde se pasó rápido.
Fue una buena aventura.
PD: Happy b-day, niño.

lunes, 15 de agosto de 2011

Estrés

Pero qué delicioso feriado. Realmente siento que éste fue un regalo del Señor.
Digan lo que digan ciertas  personas, esta fue una semana estresante para mí; y no se debe simplemente a que entré al preu. Teniendo que ponerme al día en varias cosas, creo que la presión fue más sicológica que real: es cierto, tenía prácticamente todo los días ocupados, pero el pensar en eso fue lo que mi hizo sentir peor.
De cualquier manera, me hace feliz volver a tener gran parte de mis días con actividades, como cuando era algo más pequeña y apenas tenía tiempo libre porque me metía a todos los talleres que podía encontrar. Claro, me gusta, aunque tiene sus contras; de los cuales el rey es la falta de tiempo libre. Es decir, puedo hacerme algunos tiempos para leer, hojear revistas y tocar teclado o guitarra. Pero ahora más que nunca me falta tiempo para juntarme con mis amigos. Ayer mismo estaba hablando con alguien, y como no coinciden nuestros días en la semana, pensé en el fin de semana. El próximo no, el próximo próximo tampoco… Nuestras respectivas agendas tienen espacio como en un mes. Eso no es tan bueno.
A pesar de lo anterior, me gusta este tipo de estrés, de cierta manera. Digan que estoy loca, pero el tener demasiados días desocupados me estaba desesperando.
No sé aún cómo iré a lidiar con el preuniversitario, porque recién llevo una semana, y hasta ahora me ha gustado. El Álvaro y yo nos hicimos un ‘amigo’ que se llama Mario, con quien compartimos el día sábado. Qué populares. Además tengo un profesor de biología que es entomólogo y sólo piensa en insectos. El otro día estábamos viendo proteínas y empezó a decir que los insectos eran el alimento del futuro, etc, etc. Qué hombre más raro; hizo su tesis sobre moscas. Uhh…
En otras noticias, gracias Señor por la Kermesse. Fue una cantidad increíblemente minúscula de personas, y a pesar de eso lo vendimos absolutamente todo, recaudando incluso más de lo que esperábamos. Gracias Señor de nuevo.

Y cómo terminar este relato sin incluir la aventura del dedo pulgar.
Éste era un dedo pulgar que vivía muy feliz junto a sus amigos dedos, en una mano izquierda. No tenía preocupaciones de ningún tipo, ya que no le correspondía presionar las cuerdas de la guitarra, ni apretar los botones del control remoto (eso lo hacía su vecino de la mano derecha).
Un día el pulgar fue a una kermesse, y estaba muy contento de poder hacer algo mientras sostenía pedazos de globo y papeles junto a su mejor amigo índice; cuando de pronto le llegó un dardo. Pulgar se asustó mucho cuando vio que una sustancia roja fluía del agujero que había hecho el dardo. A pesar de esto, siguió trabajando y se recuperó en pocos días.
Los que estaban ese día sabrán. No es para sacárselo en cara al autor del dardazo, para nada. Sin rencores amigo, es que me quedaban como 70 palabras aún para rellenar.
Adiosín.

domingo, 7 de agosto de 2011

De vuelta

Domingo en la noche y muero de sueño. Estoy escribiendo en el blog y aún tengo que hacer la tarea de Historia. Creo que comienzo a sentirme más en casa.
En unas vacaciones rodeadas de placer, había olvidado por un tiempo lo que significa estrés. El día de hoy me ha devuelto a mi realidad como estudiante: por primera vez en más de un mes tenía tarea, y se me había acumulado. Genial.
Volví al colegio el día jueves, luego de llegar al colegio el miércoles en la mañana. Supongo que me relajé demasiado en mi tiempo de descanso, hasta olvidar por completo lo que significaba el colegio en cuanto a tiempo libre.
Y quizás otro día hable del conflicto que hay con las protestas estudiantiles, pero ahora tengo demasiado sueño para utilizar tatas neuronas. Así que aprovecharé para hablar de la sensación del verano: El libro El Túnel; teniendo en consideración que hoy día comenté brevemente su lectura con alguien.
Debo admitir que el libro no me gustó para nada la primera vez que lo leí. Me pareció completamente sin sentido, y el protagonista un paranoico obsesivo. Creí que no había captado bien lo que el texto quería decir, y que quizás lo había leído muy atropelladamente; así que decidí darle una segunda ojeada. Me extrañó el hecho de comenzar a encontrarle la razón a este Juan Pablo Castel: sus sospechas y dudas con respecto a María, que antes me habían parecido ridículas y sin fundamento, ahora tenían mucha lógica; y encontraban su razón de ser en sus extrañas actitudes. Llegué a pensar, luego de detestar al personaje con la primera lectura, que el pintor tenía razón en casi todo, y que su modo de razonar era el correcto.
Si me lo preguntan, mi opinión sigue siendo la misma en cuanto a esto; lo cual no libra a Juan Pablo de seguir siendo un maníaco y extraño individuo.
Cambiando el tema, ahora que estoy de vuelta y debo ponerme al día en todo, deberé aprender a organizar mi tiempo mejor que nunca, puesto que me inscribí en un preuniversitario. Adiós al amado tiempo de hacer absolutamente nada, de ver películas en el cable y de leer la colección de comics de Batman que debió haber llegado hace como un mes. No es que tuviese ese tiempo, pero ahora definitivamente debo decirle adiós a la posibilidad de tenerlo alguna vez durante el año escolar (o lo que queda de él).
Sólo una cosa más: por fin nos entregaron los famosos polerones, y fue justo el día que llegué al país. Me alegré porque mis compañeros lo tuviesen, pero al mismo tiempo estoy algo ansiosa porque aún no lo tengo, y no sé si podré ir a retirarlo, o si algún compañero piadoso podrá hacerlo por mí.
PD: Feliz día del niño.

jueves, 21 de julio de 2011

En Ezpaña

Ninguna noche he logrado acostarme temprano, ya sea porque el baño está ocupado o porque llegamos al “piso” (departamento) a las doce de la noche, luego de llegar desde algún pueblo vecino a Segovia. Oh sí, estoy quedándome en el departamento de los misioneros, en Nueva Segovia.
No sé por dónde empezar a hablar de este viaje. El vuelo desde Buenos Aires fue realmente asqueroso: el avión era monstruosamente gigante (dos pisos, yo calculo casi mil pasajeros), pero no había pantallas en la parte posterior de los asientos. Viajamos de noche, así que dormí todo el rato, excepto cuando nos dieron cena y desayuno.
Lo gracioso es que he conocido de todo menos españoles acá. Osea, igual hay, pero la mayoría de la gente de la iglesia es latina. De hecho, un día fuimos a una excursión con los niños, y conocí a dos jóvenes de quince años; uno mexicano y el otro ecuatoriano.
Andrés, uno de los misioneros llevó a su erizo, Filipino, a pasear al bosque con nosotros. Corrió un montón, y se hizo pipí en la mochila de su “padre”.
Y bueno, he conocido la mayoría de los lugares famosos e históricos, POR FUERA. Sí, qué mala suerte. Siempre llegamos a la hora que cierran, qué se le va a hacer. El primer día fuimos al alcázar (el castillo de los reyes) y estaba cerrado; fuimos a la iglesia de la Vera Cruz, donde los caballeros templarios velaban sus armas, y cerraban en dos minutos…Y así nos ha pasado con varias cosas. Pero de todas maneras he conocido muchos lugares.
Hoy me perdí en el laberinto que queda en los Jardines Reales del palacio de San Ildefonso. El nombrecito.
He conocido sólo un poco más a la tía Paulina. Es decir, no he tenido una conversación profunda con ella, pero aprendí a verla más cercana. Me explico: cada vez que ella iba al colegio, me ponía como nerviosa o ansiosa cuando la veía, y era extraño saludarla. Pero ahora supe que era una persona normal, aunque suene extraño o piensen “sí, eso ya lo sabía”. Nadó conmigo y los misioneros en un lago, nos hizo comida un día que fuimos a su casa, y se chorrea las manos cuando come durazno. Qué más normal que eso.
Bueno, ya son las 1:08 cuando en Chile son recién las siete de la tarde; así que me iré a dormir. El sábado viajo al Sur de España.
Adiosín.

lunes, 11 de julio de 2011

Desde Argentina

Hoy día lo primero que vi en mi celular fue que decía "1 mensaje recibido". Enviado a las doce de la noche anterior, sólo tenía una palabra: BLOG. Ajj, pensé.
Yiuk. Me carga esta letra. Pero qué le vamos a hacer, si este computador que está en portugués no tiene el Word, y más encima me subraya todas las palabras con rojo. Estoy escribiendo desde un hotel llamado Circus, en Buenos Aires; mis papás habían dicho que íbamos a una residencial media chantita, pero este lugar está "recopado", hay computadores con Internet y una mesa de pool. Además, hay una "pileta", así que supongo que habrá piscina.
Llegamos hace un par de horas, y luego de dejar nuestras cosas fuimos a pasear por ahí, aprovechando que estamos en el barrio San Telmo. Comimos en un restaurant y cumplí mi sueño de comer milanesa, luego de ver a dos bailarines que interpretaron un par de tangos sólo para nosotros. Después pagué cinco dulces con dos billetes, qué extraño se sintió...
Y para los que no saben, les cuento por qué estoy en Buenos Aires cuando se suponía que estaría en Segovia: el viernes, día en que debía viajar, cancelaron nuestro vuelo debido a la nube de ceniza emitida por nuestro propio volcán, que hizo erupción hace poco. Por este motivo corrieron nuestro vuelo a Madrid para el jueves (mucho tiempo), pero los aviones a Argentina se normalizaban antes. Aprovechando esto, decidimos esperar la conexión a España aquí.
Les cuento que también por mi ajuste de vuelo perderé dos semanas de clases, y no una, como iba a ser inicialmente.
Y he visto un número considerable de gente guapa, aunque los argentinos son más bien desabridos. Los lindos que hay son venezolanos. 
Estando en este lugar, además, me di cuenta que de hecho me gusta Santiago. Buenos Aires no es muy lindo en realidad, por lo menos el sector en el que estamos: se parece a Valparaíso (pero más grande, obviamente), con olor a pipí y todo. Y está lleno de pelusitas por doquier, pelusitas con vida propia que vuelan hacia tí, como si tuviesen la intención de atacarte. Cómo detesto las pelusitas. Según ALGUNAS personas, Dios creó las pelusitas para que existiera el ministerio de Aseo. Puaj.
Mañana iré al zoológico.
Ésa ha sido mi vida hasta ahora. La próxima publicación será desde Segovia, España.


PD: Espero que no exista en este universo un profesor de lenguaje que desee que escribamos 450 palabras desde un computador en el extranjero. Como si no fuese suficiente con tener que leer El Túnel.

martes, 5 de julio de 2011

Fin de semestre

Pobre mi blogcito, que lo tenía abandonado. Mi primer pensamiento cuando desperté el día lunes fue: “No escribí en el blog”.
Bueno, lástima. La semana pasada fue una semana de no dormir y de trabajar haaarto en los trabajos de síntesis. Un día me acosté como a la una o dos de la mañana; al otro día me acosté a las 4:10 y al día siguiente a las 5:48. Mi cansancio era evidente, pero valió la pena: me saqué una hermosa nota en Biología. En física ni idea, porque con este profesor vamos a tener las notas junto con los polerones (Uf).
Mañana será seis de julio: el último día del primer semestre. Cuando pienso que luego son poco más de tres meses de clases, siento maripositas en mi estómago.
De verdad no puedo creer que tres meses es el tiempo que me queda para disfrutar el colegio, a mis amigos y profesores. Tres meses para el llanterío que se desatará el último día que este cuarto medio siga siéndolo. Para que pueda decir “Yo ya salí del colegio”, sin poder evitar que se me forme un nudo en la garganta, y mis ojos amenacen con mojarse. Tres meses.
Luego de eso, probablemente lo único que nos preocupará será la bendita prueba; ésa que nos viene preocupando desde que entramos a la media, y que es un tema tan interesante para todo aquél que no debe darla.
Me pregunto si alcanzaremos a utilizar nuestros polerones generación antes de irnos; si podré repasar todos los contenidos de física que tengo pendientes; si lograré convivir en paz con el José de la Cruz. Me pregunto si el tercero medio nos querrá lo suficiente como para hacernos una despedida linda, y si me quedarán lágrimas para el día de la graduación.
No puedo creer que ocho años pasen tan rápido, que hace tanto tiempo haya llegado al colegio, y que me parezca tan poco. Si me parece como si hubiese sido ayer cuando bailábamos en la carpa, cuando el Mati me caía mal, o cuando salíamos a elevar volantines a la cancha de al lado.
Y ahora todos esos recuerdos se van quedando atrás. Nuestras mentes van comprimiéndolos, como si quisieran hacer espacio para nuevas aventuras, nuevas caras, nuevas vidas.
 Así es, porque sea lo que sea que haga el próximo año (la verdad, no tengo ni la más mínima idea de lo que Dios quiere), no será ni parecido a lo que pasé en este lugar.
Se me hace cada vez más difícil escribir aquí, pues siento que ya dije todo lo que debía y quería expresar…
La próxima vez que escriba probablemente será desde España, pues parto el viernes hacia allá.
Felices vacaciones.

domingo, 19 de junio de 2011

Un BUEN fin de semana

Hoy puedo decir felizmente que este fin de semana fue realmente bueno.
El viernes, luego de una deliciosa prueba de lenguaje y una clase de cumbia, partimos en grupo a la casa del Vicente, a celebrar su cumpleaños. La verdad sólo fui a comer, porque partí muy temprano (tres y media) para dirigirme al retiro de mujeres en Rosario. 
Qué decir de eso: estuvo simplemente maravilloso. Ya se quisieran los hombres un retiro así. La verdad, a grandes rasgos, aprendí que Dios es Fiel. Es decir; que cuando nos sentimos alejados o desamparados, no es que Él nos haya dejado, sino todo lo contrario. Sinceras gracias Señor por este retiro.
El sábado llegué muerta a mi casa, pero mi hermana tenía una pijamada (de tres personas), así que me vi en la obligación de unirme a ellas. Jugamos Scene it y vimos una película, con lo cual me dormí a las tres y media de la mañana.
Al otro día, osea hoy, me quedé dormida (menos mal niño, que me llamaste, si no no me despierto). Y para no aburrir más, en la tarde fui al concierto del maestro Ennio Morricone. Pero qué genio. Su música paraba los pelos, y hacía que me remeciera cada dos segundos en mi asiento. Tanto pataleó la gente, que salió y entró al menos unas diez veces, y repitió tres canciones para calmar al monstruo de Movistar arena. Saqué músculo de tanto aplaudir.
Estando en ese lugar no pude evitar recordar, con una sonrisa y algo de vergüenza, el concierto de RBD. Cuando íbamos en séptimo, entre mi prima, la Dani y el Mati, lograron contagiarme su fiebre por el entonces popular grupo mexicano. Me compré algunos CD’s, y le rogué a mis padres que me compraran entradas para el concierto. Ahora lo pienso, y no gastaría plata en ir a verlos. Además que estábamos como en platea alta o galería, y apenas veíamos.
Eso me hace recordar… ¿Alguien estaría dispuesto a bailar HSM otra vez? Yo la pasé bien haciendo eso, y sería demasiado cortavenas pero lindo hacerlo como una especie de despedida, ¿No les parece? ¿No les gustaría repetir las cosas que hicimos siendo más pequeños, antes de dejar el colegio? ¿Jugar a la pastelería, baseball, Next chileno (jejeje)? ¿Hacer refugios ilegales en la zona “prohibida”, o almorzar debajo del vagón? ¿Y qué de practicar coreografías nuevas en la carpa a la hora de almuerzo, con un diluvio afuera?
Que levante la mano el que apoye la moción: me gustó mi idea improvisada.
Y bueno, ya es tarde y mañana hay colegio. Cero inspiración para escribir hoy día.
Buenas noches.

domingo, 12 de junio de 2011

Una alegría y un pesar

No hay un tema determinado para hoy, mis queridos radioescuchas.
El miércoles en la mañana salimos con el kínder, y me dijeron “ya tienes tema para el blog”. No sé ustedes, pero personalmente la pasé muy bien. Me encanta estar con esos niños; me río tanto escuchando las cosas que hablan. Ya a muchos les he contado cuando le pasé a llevar el pelo a la Cata, y al preguntarle si le había dolido, me respondió con una cara que me dejó completamente perpleja: “El dolor está en la mente, y sólo hay dolor si hay sangre”. Los niños de hoy en día. Voy a echar de menos a estos pequeños. La pasamos muy bien, todos de rodillas en la tierra húmeda, haciendo hoyos para poner las plantas y flores que habíamos comprado. Claro, hay algunos que se embalan y comienzan a desenterrar objetos, como ROCAS GIGANTES, del medio del patio.
Otra cosa pasó durante la semana, y me repitieron “ya tienes tema para el blog”; pero no recuerdo qué fue.
Ahora, acabado el feliz tema de ayudar al planeta y, de paso, compartir con nuestros vecinitos; paso a un tema algo más profundo y mucho menos feliz.
No es tema nuevo en nuestro curso las peleas de niñas. Desde que llegué al colegio es algo usual, al menos en este cuarto medio. Un día son unas, al otro día otras. Escribo esto para declarar mi neutralidad en esta situación. Niñas, las quiero mucho a todas, y realmente me carga verlas así. Obviamente no espero que se arreglen porque yo diga que no me gusta verlas así. No es el objetivo de esto. Sólo quiero que todo el curso sepa (ya sabe uno, que vio mi cara el viernes) cuán chata me tiene el asunto. Lamento si alguien se siente ofendido, pero estoy cansada de leer indirectas, de escuchar pesadeces, y de soportar los asquerosos silencios que se producen cada vez que hay una pelea.
Por eso, insisto en decirlo, tengo más amigos hombres. Si algo les molesta, lo dicen y ya. No se lo guardan para después andar mirando feo. A veces pueden ser más irritables que una madre premenstrual, pero las cosas se arreglan, a más tardar al día siguiente. Yo también la he embarrado, ¿saben? Obviamente nadie es perfecto. Pero cuando lo he hecho, mis amigos me lo dicen (agradezco esa sinceridad). Y, ¿les digo qué? No es fácil: ni decir “oye, me molestó esto”, ni “perdón”. Ambas cosas muchas veces pueden ser muy dolorosas. Pero son estas cosas las que demuestran valentía, amor por el otro, y preocupación por mantener una buena y estrecha relación.
Pido consideración por ser éste nuestro último año. Dejen las tensiones y roces a un lado, y traten de vivir pacíficamente, aunque sea por el resto del curso. Se los pido por favor. Una tregua que dure hasta la segunda semana de noviembre: tomemos la vía diplomática.
Y quiero aclarar algo. Mi intención, por si alguien la malinterpreta, no es para nada ponerme de uno u otro lado. Para nada. Pero sí quiero que sepan que no busco crear polémica, y que cualquier comentario que contenga indirectas contra alguien, o algo que considere ofensivo; será borrado sin ningún asco.
Habiéndome desahogado, y expresadas todas mis opiniones personales, me despido.
He dicho.

domingo, 5 de junio de 2011

Ensayos y un encuentro inesperado

Hace ya tiempo que la Nuni nos viene recordando que pronto son las inscripciones para la PSU… de hecho, mañana (OMG). Entonces, había que aprovechar la oportunidad que se nos presentaba de asistir a un ensayo de matemática y lenguaje, aplicado por el preuniversitario de la UC. El sábado por la mañana me levanté temprano para esperar a mi amigo Camilo, que me recogería a mí, al Alvaro y a la Pauli. El colegio donde rendiríamos las pruebas ya tenía una larga fila de adolescentes ansiosos, y nos abría los brazos con providenciales y puras figuras de vírgenes. Qué ambiente tan acogedor. En la primera sala, donde realizamos el ensayo de lenguaje, un cristo flacucho tallado en madera me miraba con su cara de pena, mientras el Camilo se sentaba lo más lejos posible de nosotros; como si nuestra sola presencia lo desconcentrase.
Para que se hagan una idea de la prueba, la pregunta n°4 decía: “¿A qué tipo de marca de relación interpersonal corresponde la expresión “chachinita adorada”, utilizada por el emisor?” Por si acaso, nos regalaron el facsímil; no me lo aprendí.
Bueno, los dos ensayos estuvieron desgraciados, por lo menos para mí; especialmente porque me estaba quedando dormida en el de mate. Espero que en la PSU real hagan más preguntas de teorema de circunferencia.
En otro ámbito de la noticia, al llegar hoy a la iglesia me llevé una gran sorpresa. Pero realmente una GRAN sorpresa: sentada en una esquina, con un abrigo gris y frenillos, se encontraba nada más y nada menos que la Stephanie (o Estefanía, no me acuerdo cómo se escribía su nombre). Sin poder creerlo del todo, y aunque no había cambiado en nada, me acerqué al Mati y le dije “¿Ésa es la Stephanie?”, a lo cual él respondió “¿Cuál?”. Obviamente sí era ella; y en el momento de la ofrenda, que es cuando todos aprovechan para saludar, nos acercamos a ella. Un abrazo cariñoso pero no efusivo me hizo sentir como si hubiese sido ayer cuando éramos compañeras. La mayoría del curso la recordará (estuvo como un semestre en sexto básico) por su asma, sus frenillos, y sus historias del “Giovanni”.
Encuentros tan súbitos lo toman a uno por sorpresa, y hay que estas preparados, y haber ensayado una cara de fingida alegría, para cuando uno se topa con personas con las que no se llevó bien (No lo digo por la Stephanie).
Esto me hizo preguntarme, ¿Qué pasará si dejamos de vernos por años, siglos, y un día cualquiera nos encontramos en la fila de un banco? Inmensa será la sorpresa, pero espero que mayor sea la alegría de ver de nuevo a un viejo amigo, un antiguo compinche de ésos con los que reíste, lloraste y peleaste. La universidad no va a ser así, todos lo sabemos. Hoy día escuchaba a mi mamá hablando con una ex compañera de liceo de mi tía, y no podían acordarse del nombre de un joven que había sido compañero de alguna de ellas. Me consuela el pensar que en un curso de quince, ni los rostros ni los nombres se olvidan. A veces, ni los ruts, ¿Cierto?

domingo, 29 de mayo de 2011

El Encuentro

En la mañana me pasó algo curioso: al quedarme dormida (cuando debía levantarme), tuve un sueño que me hizo despertar con una sensación extraña. Iba yo con mi amigo Matías y con mi mamá en el auto, cuando ésta se estacionó y entró a una farmacia. Nos bajamos, curiosamente el lugar era una plaza, y comenzamos a ver lo que el quiosco tenía para ofrecernos. En eso estábamos cuando llegó el Álvaro con dos personas más, y mirándome sonriente, me dijo: mira a quién encontré. Levanté la vista y observé detenidamente a quien se suponía, debía reconocer.
-       ¿Javi?
-       Ajá. ¿Dani Mora?
-       ¡Javi, no te había reconocido!
-       Jajaja…
-       Qué alta estás…
Lo siguiente fueron abrazos bien fuertes. La Javi se me presentó muy alta y flaca (cuando éramos pequeñas era la más bajita del curso). No se confundan, no es de nuestra Javi Zúñiga de la que hablo; sino de mi ex compañera del Encuentro. No voy a decir que éramos las mejores amigas, para nada. De hecho, ella no estaba en mi “grupo de amigos”. Pero bueno. En el sueño, verla me provocaba una alegría inmensa, y mi primer pensamiento, aunque no lo crean, fue “Ya tengo tema para el blog”.
Cuando desperté me sentí triste: nada de eso había pasado. No fue la sensación de tener los bolsillos llenos de monedas, y despertar para darte cuenta que están vacíos; fue peor. Sentí como si hubiese conocido a mi abuelo, y después despertado para darme cuenta que era todo una ilusión. Y es que la tengo en facebook, aunque sólo le he hablado una vez, hace poco. Ha cambiado tanto, que jamás la reconocería si la viera por la calle. Es por eso que mi sueño me produjo tanta nostalgia; el recuerdo que mantengo de ella es el de una niña pequeña y delgada, con corte de hombre, voz chillona y un enorme talento para el dibujo. Y es lo mismo para los demás compañeros que conocí en ese colegio: aunque los haya visto de nuevo, mi subconsciente se rehúsa a aceptar esa nueva imagen de ellos, más ruda, menos inocente, y que no se corresponde con los niños que alguna vez fueran mis amigos.
No sé si ya lo he dicho, pero me gustaría haber entrado al Montahue antes. Me encantaría poder comentar con ustedes cómo fue el famoso retiro en Villa Paulina, del que tanto hablan, o haber conocido al Sebastián Gonthier cuando (dicen) era tranquilo.
Pero en fin, ya no se pudo. Doy gracias al Señor porque accedí a cambiarme de colegio en quinto, y porque me quedé. Sólo Él sabe qué sería de mí si me hubiese quedado en ese lugar…Menos mal que me cambié...
Además, tendría puras amigas. Y, ¿Qué sería de mi vida sin amigos? Una estereotipada vida de niña tranquila, que hace pijamadas todos los fines de semana con su grupo de amigas, para jugar “Sólo entre chicas”, ver comedias románticas y hablar sobre el chico que le gusta. Se la pasa bien con niños: comen harto, ven películas que tienen como estrella a un perro, hablan de temas variados y comen más. La única diferencia es que con ellos no se hacen pijamadas, y en vez de “Sólo entre chicas” juegan al ”Assasin Creed”.
Gracias Señor por cambiarme de colegio.

domingo, 22 de mayo de 2011

Fin de semana sin descanso

Pero qué fin de semana.
Viernes
La Claudia se vino a mi casa después del colegio, e inventamos palabras extrañas que le ayudaran a recordar los pueblos precolombinos en Chile. Luego de eso, Equitación: desde las 16:30 hasta las 19:30, dos clases seguidas. Terminé muerta. Después de eso sólo me dio para ir al Jumbo con mi amigo Álvaro, y luego morir sobre mi cama.
Sábado
Pasadas las 8:00 estaba en la estación Quilín, esperando a alguien para ir a Rosario, a la casona de la iglesia: había Bautizo. Estuvo todo demasiado lindo y poderoso… Y hasta nos convidaron almuerzo. Fueron casi puras mujeres las bautizadas, casi todas vestidas de impecable blanco. Fue realmente emocionante ver a amigas sumergirse en el agua de la piscina…
Terminó muchísimo más tarde de lo que creí: salimos de allá como a las 16:15 o 16:30. Me dejaron en la iglesia y tuve que pasar a la casa de alguien a pedir prestadas las “instalaciones”, si saben a lo que me refiero. Luego me dirigí al cumpleaños de mi buen amigo Matías, llegando con un elegante atraso de tres horas. Ese día sí que moría. Cuando el papá del Maxi nos fue a buscar, yo yacía en el sillón como un muñeco sin vida. Eso sí, valió la pena la piñata.
Domingo
El día más calmado de este ajetreado fin de semana. En la mañana, iglesia. Me sorprendió y me alegró a la vez no encontrar a Marcela esperándome fuera del metro: una testigo de Jehová que me abordó el domingo pasado, y me retuvo por al menos veinte minutos, tratando de convencerme de sus doctrinas extrañas. Están entrenados para convencer a la gente basándose en fundamentos de su versión de la Biblia (Traducción del Nuevo Mundo), pero no esperan realmente encontrarse con alguien que sí lee este libro y que al menos sabe lo que definitivamente NO es.
Terminé de almorzar a las 16:00, y comencé por avanzar Hijo de Ladrón. No había avanzado ni veinte páginas cuando me invadió un sueño terrible. Dormí un rato, y luego me dispuse a hacer todas mis tareas. Son las 23:30 y sigo tratando de terminar mis tareas.

No me quejaré otra vez contra los profesores; ya lo hice una vez.
Siento que este fin de semana se me pasó más rápido que cualquier otro, con tantas actividades. Feliz me quedaría en mi casa mañana, viendo tele y leyendo  con la estufa a parafina al lado (mi madre dice que se parece a R2D2), sin preocuparme de la Revista, la guía de Mate o la presentación de Inglés. ¿Por qué la fiebre no vendrá cuando se le necesita? Siempre he soñado con probar si es cierto eso de comer plátanos y pasarte la cáscara por la cara para que te suba la temperatura, lástima que queda como un plátano en mi cocina. Supongo que debí haber abrazado al Álvaro hoy día, y haberme sentado al lado de él; quizás se me hubiese pegado algo. ¿Nadie quiere convidarme un germen o algo? Lloraré, no quiero ir mañana al colegio, quiero dormir…

sábado, 14 de mayo de 2011

Día del Libro y algo más

Ahh… Qué día del libro. Yo pensé que iba a estar como cierta persona el año pasado, que lloró el último día del Libro, el último debate, el último juicio, las últimas fiestas patrias y el último día de clases. Pero recién hoy día me acordé que ese hecho se me había olvidado completamente, y que el recién pasado viernes terminó sin un solo atisbo de lágrima por mi parte. Muy bien.
Fue muy cansador hacer la obra. Terminaba una función y ya estaban golpeando la puerta las mimos, porque había gente esperando para entrar. HABÍA FILA! Apenas bajaba la gente, Peter y Ana salían de sus escondites para arreglar el desorden que implica un escape ante el peligro de los soldados nazis.
Tantas veces la repetimos, que ya las últimas era una cosa terrible decir mi parte: sentía que ya se lo había dicho a esta gente, y que se iban a aburrir por escucharme decir la misma cosa de nuevo. Qué sensación más rara: como un deja vu, reproduciéndose cada cierta cantidad de minutos, sin parar. Pero bueno, parece que la obra causó su efecto y conmovió a la gente.
Y después de todo, la parte de la música salió bien. Al menos al público le gustó. Luego de tantos malos ratos, la pasamos bien de todas maneras, y todo el mundo contento. Lástima que no pude ver ninguna de las otras obras simultáneas; como la de Ricitos de Oro, o Tom Sawyer.
¿El tío L? Relajado como una pancora (no sé por qué, fue la primera palabra que se me vino a la mente): su pelo estaba casi tan peinado como un día cualquiera de colegio.
Cuando terminó, estaba tan cansada que me acosté muy temprano (poco después de llegar a mi casa), y dormí casi doce horas. Por lo mismo salí apuradísima al partido, para descubrir que el señor A nos había abandonado. Jum. Perdimos por menos que la otra vez, así que por lógica, el próximo lo ganamos.
Para terminar este día con clase, fui a un matrimonio que se hizo en nuestra iglesia. Fue todo tan genial, y la novia se veía tan linda, que me removió las tripas (por decir que de alguna manera me conmovió). No sé si muchas niñas de mi edad sueñen con ese día, pero yo sí. No es por el glamour de la boda en sí; sino por unirte a la persona que más amas en la tierra. Por saber que ahora sí te pertenece, y puedes pasar todo el tiempo con él, “legalmente”, por llamarlo de alguna forma.
Sinceramente me gustaría formar una familia antes que vuelva Jesús.
Pero no sé a qué edad podría ser eso. Antes deseaba casarme antes de los veinticinco, pero veo a gente de treinta años con una mentalidad que apenas supera la mía, y por eso lo he reconsiderado… Así que, que se haga la voluntad de Dios nomás, y me dé su guía para seguirla; miren que es perfecta y haciendo la propia no resultan más que embarradas.

PD: Me importas tú, y tú y tú… Alguien ha escuchado esa canción?

lunes, 9 de mayo de 2011

Indignación

Dije que iba a escribir de nuevo luego del día del libro; pero los recientes acontecimientos me han obligado a publicar el primer día de la semana.
Estaba yo en mi dulce hogar, con mi compañero Alvaro, mi hermana Tatiana y el profesor M, cuando llegaron mi tía y mi tío con cara de circunstancia: habían aprobado el proyecto Hidroaysén.
No lo asimilé en seguida, y creo que aún no lo hago. Tanto tiempo con la campaña Patagonia sin Represas; tanto tiempo en que luchamos contra esta empresa, que realmente creí que jamás le darían el sí. Mi pensamiento era: “No, cómo los van a dejar construir eso; no van a quitarle el trabajo a tanta gente. Además, somos una gran mayoría, así que no pueden oponerse a nosotros”.
Bueno, fui demasiado ingenua. No debería asombrarme que en este país aún manden los que tienen los bolsillos rebosantes de billetes.
Y se atreven a llamar esto una “democracia”. No me vengan con estupideces. ¿De qué democracia me hablan? ¿Dónde está la voz del Pueblo? Yo les diré dónde: sepultada y silenciada por once votos que han decidido que lo que ellos piensan es más importante. Once personajes que no se interesan en nada más que la plata. ¿O creían que Hidroaysén se va a hacer sólo por la energía? Benditos sean los que mienten y engañan a Chile entero con su aún más bendito proyecto: sean saciadas de los más verdes dólares sus alforjas, y sean sus mesas llenas de los más ricos manjares.
Convencieron quién sabe a cuánta gente con su falaz comercial: ése donde, en medio de una cirugía, se cortaba la luz. Les cuento: las clínicas y hospitales cuentan con generadores especiales, que permanecen prendidos ante cualquier emergencia. Así que esas cosas NO pasan.
Si aún viviese en Coyhaique, no dudaría en pararme frente a las máquinas dispuestas a arrasar con todo. Santiago es tan grande. Yo quería ir a la Plaza Italia, pero lamentablemente, no me mando sola. De todas maneras mi papá me dijo que podíamos ir a protestar si hay otra manifestación masiva, en un día que él tenga libre. Ojalá.
No sé ustedes, pero yo me siento orgullosa de ser chilena. Más aún de haber nacido en la Patagonia: el rincón más lindo del planeta.
Sin importar cuánto tiempo lleve viviendo en Santiago, mi tierra es allá en el Sur. Allá pertenezco. El amor que siento por ella no se puede plasmar con palabras.
¿Quién puede pensar siquiera en inundar un lugar tan bello como lo es el Baker? Y es tal como se lee: BAKER, no “Beiker”, que estamos en Chile, miércale.
A ver si les gusta a esos platudos que les inunde el jardín y construya una represa, para que el vecino pueda disfrutar de hartos watts. No creo que les agradase la idea.
Yo creía que este era un país libre, donde Chile era de todos los chilenos, y donde todos tenían derecho a opinar. Claro, no nos dijeron que todos tenían derecho a opinar sobre lo que quisieran; pero que nadie te iba a escuchar.
Así es, acostúmbrense. Chile NO es de todos, sino del que tiene más plata.
Díganme comunista, o lo que quieran, ya estoy acostumbrada. Pero no me salgan con comentarios momios, ni hablen por hablar. Lo digo en serio. Respeto la libertad de expresión, pero si alguno se atreve a hablar mal en contra de la campaña sin ningún fundamento, o apoya el proyecto Hidroaysén sin siquiera conocer el lugar que será DESTRUIDO por un par de ricachones avaros; no dudaré en eliminar su comentario. Viva Chile, viva el Pueblo, vivan los trabajadores!

PATAGONIA SIN REPRESAS HASTA EL FIN!