miércoles, 9 de noviembre de 2011

Retiro y deberes

Acabo de revisar algo que iba a ser una entrada para el blog, y empezaba con “Martes por la noche, preparándome para el retiro de mañana…”. Como mañana no hay retiro, decidí simplemente dejar ese lindo escrito en el olvido. Me dio bastante lástima, porque ya llevaba 394 palabras; y no es tan fácil llegar a las 450 palabras cuando se ha escrito durante prácticamente todo el año (especialmente porque tendré que escribir unas siete entradas antes de salir de clases, debido a mi relajo en lenguaje este semestre).
Primero deseo hablar del retiro. Qué genial. Fue demasiado diferente a cualquier retiro del colegio al que hubiese ido: tuvimos una cantidad de tiempo libre inimaginable, durante el cual tiraron a todo mi curso a la piscina (menos a mí porque estaba enferma y al Álvaro que se escondió). Ni siquiera la tía N y el tío R se salvaron de un chapuzón involuntario. Para qué hablar de nuestras travesurillas de último año. No podíamos irnos sin hacerle una broma pequeña a nuestro querido ex director, así que nos introdujimos en su habitación mientras alguien vigilaba que no viniese, con la intención de sacarle los palos a su cama. Lo malo fue que los palos estaban todos pegados, y por lo tanto sacarlos era demasiado complicado; pero siempre existía la posibilidad de SABANITAS CORTAS. Sin dejar de reír, doblamos las sábanas por la mitad y guardamos la punta superior bajo el colchón. Luego llegó el tío R y nos quedamos tirando tallas hasta altas horas de la madrugada. Como siempre, era todo un club de Toby conmigo entremedio; mientras mis compañeras dormían profundamente en nuestra habitación. Qué manera de pasarla bien esa noche.
A la mañana siguiente corrimos a preguntarle a nuestro querido profesor cómo había dormido, a lo que él respondió con una cara que no manifestaba, digamos, completa felicidad (jeje). Igual nos reímos cuando nos contó su experiencia de cuando sus pies llegaron hasta cierto punto de la cama y luego no pudieron seguir avanzando.
El retiro fue tan relajado… especialmente después de un retiro de niños, donde había que comer rápido para ir a vigilar a las reptantes y prepúberes criaturas, capaces de cualquier cosa. Ahora no teníamos que vigilar a nadie, es más; otros tenían que preocuparse por nosotros, lo cual es bastante agradable.
Quedando poco más de una semana en días hábiles para dejar el colegio, me faltan pocas cosas que hacer, pero que siguen martirizando mi sueño: las fichas de biología que aún no empiezo, el debate y el informe de la feria científica, para el viernes. Mañana nos entregarán (supongo y espero) un trabajo de matemáticas PSU, y gracias a Dios no tengo que entregar un latero trabajo de Historia sobre crecimiento poblacional.
Seguiré escribiendo…  

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