sábado, 19 de noviembre de 2011

The End

Listo. Ya acabó. Mis ocho años en este hermoso colegio finalmente terminaron. El otro día comentaba con alguien que esto se siente como cuando murió mi bisabuela: aún no lo puedo creer. Es tan extraño; algo que siempre formó parte de tu vida, y de un día para otro te informan que ya no, que debes asumir una nueva realidad.
Hoy es sábado y aún tuve ganas de llorar recordando algunas cosas, viendo fotos, o simplemente pensando que todo eso ya pasó. El día de ayer fue demasiado lindo y especial; les doy gracias a todos los que ayudaron en hacer de nuestro último día una instancia tan agradable. La verdad lloré sin parar. Cuando ya estábamos terminando la jornada y todos pasamos adelante a decir unas palabras, mi llanto silencioso se había transformado en sollozos ahogados.
Hay tantas cosas que decir, que ni ayer ni el espacio en el blog son suficientes.
Curso: doy gracias a Dios porque me tocó un grupo TAN genial; el mejor del mundo. Cada uno de ustedes tiene una personalidad muy especial; y como dijo el profe Víctor, nosotros realmente fuimos una falange; una estructura donde cada uno tenía un rol definido e igual de importante. Los quiero mucho, y jamás voy a olvidar los momentos que pasamos. Mis mejores deseos para todos ustedes, amigos.
PEDRO: Ahh, me pone tan feliz que hayas vuelto este año y que vayas a graduarte con nosotros. No importa que no hayas podido pasar TODO el año con nosotros, el punto es que estuviste y fue bacán volver a verte luego de tantos años.
NICO: Quizás no nos conocimos mucho, pero puedo decir que eres una persona muy talentosa y que tiene harto para entregar. Esa fortaleza interior tuya es algo que no deja de impresionarme. Sigue creciendo y esforzándote como lo haces, Nico, y vas a llegar lejos.
SEBA: Aunque a veces lo ocultes, eres una gran persona por dentro. Agradezco la conversación profunda que tuvimos, y una de las cosas más destacables en ti es tu caballerosidad y el ser tan atento con las niñas.
CAMILO: Guau, hay tanto que decir, pero no sé cómo. Tú ya lo dijiste, es más fácil escribirle algo a personas con las cuales no se tiene una relación tan cercana. Desde el principio fuiste alguien que me inspiró confianza, en aquel retiro cuando me entraron a robar a la casa, y por alguna misteriosa razón te conté a ti; no sé si lo recuerdas. Y otra vez, cuando me encontraste en la sala y yo estaba mal… Gracias, amigo. Gracias por ser el único que se da cuenta cuando me pasa algo y no se conforma con un “nada” y una sonrisa fingida. Creo que eres la persona que más me ha acompañado en todo, que ha estado ahí desde que comenzó nuestra amistad; dándome una palabra de aliento y apoyándome de las maneras más increíbles. Te quiero demasiado.
NUNI: Fue tan bacán ir el otro día a tu casa y ver que aún conservas el jarrito que te regalé como en sexto básico… Todavía recuerdo ese año, cuando éramos inseparables, las mejores amigas. Bueno, el tiempo pasa y las cosas cambian, pero sigo teniendo un amor muy grande por ti. Siempre te preocupas cuando ves mal a alguien y eso no es menor. Gracias por tu humor, que me alegró más de una vez.
ÁLVARO: ¿Qué quieres que diga? Pasamos tanto tiempo juntos que conoces gran parte de mi vida. Sabes cuáles son mis gustos y mis mañas, y dónde se guardan los vasos y los platos en mi cocina. Eres de esos amigos con los cuales existe la confianza para decir, cuando pides agua: “sírvete nomás, está en el refri”. De verdad eres un hermano para mí: cuando el otro día nos molestaron en el preu, no supe cómo explicar la relación que tenemos. Perdón por ser tan pesada a veces contigo, y por no responder a tus abrazos; pero espero que sepas que te quiero mucho.
MAXI: Eres una persona genial, Maxi. Me encantó poder conocerte más este año en el ministerio de alabanza. Siempre me haces reír y te quiero mucho, aunque me hayas tirado un dardo en el dedo. Tienes un corazón hermoso, que sigue creciendo cada día más. Nunca perdamos el contacto.
DANI R: Fuimos las mejores amigas del mundo; en ese tiempo no me podía imaginarte sin ser una parte importante de mi vida. Como ha pasado con varias personas, el tiempo lo cambia todo; pero jamás olvidaré aquellos años, Dani, y todas las cosas que pasamos juntas. Qué tiempos, cuando la Vico era muy pequeña y cada vez que iba a tu casa quería que jugara con ella a las escondidas… Las dos nos vamos con lindos recuerdos de nuestra amistad, y con nuevas y maravillosas personas que se han hecho un hueco en nuestros corazones.
FRANCO: De verdad lamento no haberte conocido tan bien, pero pucha que me caes bien. Me río demasiado con tus tallas, eres muy chistoso y muy atento, Franco. Se nota que cuando quieres a alguien lo haces de manera sincera, y puedo afirmar que tus amigos son afortunados de tenerte. Te quiero mucho Franquito, seguiremos viéndonos.
MATUS: No sé por qué te veo y me dan ganas de abrazarte. No lo hago porque sé que no te gusta, pero igual. Eres mi mejor amigo desde séptimo y espero que eso nunca cambie. Tú eres para mí como un hermano menor (te lo digo de verdad), y ese amigo de la infancia que aunque uno pase mucho tiempo sin verlo, cuando lo ves de nuevo es como si hubiesen pasado cada día de los últimos años juntos. Te quiero mucho, y cuando seas dentista voy a ir a tu consulta a darle marshmellows a los niños para que les salgan caries y tú ganes harta plata atendiéndolos; y luego gastas toda esa plata en peluches de máquinas, ojalá superhéroes.
FRAN: Te quiero tanto, tanto. En este último año nos hicimos más cercanas, y las mejores amigas. Han pasado muchas cosas este último tiempo, Fran, pero nuestra amistad sigue ahí; y estoy convencida de que nada la puede derribar. Gracias por confiar en mí y tener el valor de contarme cosas que no muchos se hubiesen atrevido a contar. Las pruebas son lo que fortalecen una relación; y creo que en esta amistad ya pasamos una. Acuérdate, seremos amigas hasta cuando seamos viejas feas. Las viejas más arrugadas y hediondas del mundo. Te quiero mucho, amiga.
JAVI: Hubo un tiempo en que te consideré mi mejor amiga. Eres una persona demasiado especial, con un corazón muy lindo. Eres más talentosa de lo que crees y tienes muchas cosas que entregarle al mundo dentro de ti; no las escondas. Te quiero mucho, Javuñis, nunca cambies.
Y aunque ya no estén, hay dos nombres más en mi polerón que no mencioné, pero que pasaron varios años con nosotros. Aunque no se gradúen con nosotros, y probablemente nunca lean esto, quiero incluirlas.
PÍA: No pude conocerte tanto, pero no voy a olvidar cuando emocionada me contabas sobre el próximo partido al que ibas, o cómo me reía con la forma en que contabas tus historias.
VALE: Puedo decir con sinceridad que te echo de menos. Leí en mi blog que se me iba a hacer extraño cuando saliéramos del colegio, y no estuvieras tú para saludarme con un “hola nena”. Todavía tengo alguna dedicatoria tuya en más de una libreta. No olvidaré nunca que siempre me trataste con cariño y amor.
PROFE LUIS: Simplemente gracias. Gracias por la forma en que creyó en mí y siempre me alentó: a seguir escribiendo, leyendo y superándome. Es uno de los mejore profesores de media que existen, y los avances de alumnos que no son humanistas lo demuestran. Gracias por todo el esfuerzo que depositó en nosotros. Sé que hizo lo mejor que pudo para prepararnos en todo sentido. No olvidaré su preocupación y dedicación por mejorar sus métodos cada año. Es el mejor, profe. Aunque mi deseo es estudiar Medicina, en algún momento quise Literatura, y eso sólo se lo debo a usted. Otra vez gracias. Lo tengo en mucha estima, y lo quiero de verdad.
PD: Gracias por obligarnos a escribir en el Blog. Leyéndolo me di cuenta que hay cosas que hubiese olvidado fácilmente, pero que están aquí.



FIN.

martes, 15 de noviembre de 2011

Última semana


Todos los años veíamos al cuarto medio salir; siempre un power point que hacía reír y llorar de nostalgia a alumnos y profesores; una convivencia; reuniones a puertas cerradas con el (o la) director(a). Cada año la cercanía con cada generación se iba haciendo más corta, hasta que finalmente llegó el momento.
Ayer lunes fue todo muy emocionante. Llegamos todos impecables en la mañana, y apenas tocaron la campana bajamos a nuestra última formación. El único problema fue que todavía no llegábamos a la cancha cuando nos dijeron “no hay formación”. Nos quedamos con la boca abierta: nosotros, los muy ñoñitos, deseábamos disfrutar nuestro último acto cívico, y nos lo quitaron. Pero bueno, fue a cambio de tener un tiempo espiritual más largo, en el cual nos dijeron muchas cosas hermosas, recibimos muchos abrazos y algunos derramamos un par de lágrimas. Las palabras que nunca voy a olvidar son “los voy a extrañar mucho con tanto cariño”; a ver si se acuerdan.
Hoy tuvimos un hermoso desayuno con los profesores, organizado por ellos mismos. Este sí fue el día para emocionarse. Ayer no quería llorar (hay que reservar agüita para el viernes): no hablé simplemente porque sabía que el llanto sería tal que no me permitiría terminar bien una oración, pero hoy día había alguien detrás de mí amenazando con golpearme a cada momento si no hablaba. Así que lo hice: hablé. Como pudieron ver, de todas maneras me resultó bastante difícil desde el primer momento. El amor que siento por el colegio no es simplemente por mis compañeros y amigos, o por los niños más pequeños. Hay personas en este lugar que son demasiado maravillosas, y que han marcado mi vida en diferentes etapas. Como mencioné hoy, la tía María Elsa fue alguien muy importante cuando era más pequeña, y estaba atravesando por un momento tan difícil como es la separación de tus padres. Ahora doy gracias a Dios porque tengo el privilegio de verlos de nuevo juntos; pero lo que esa profesora de básica hizo en mí realmente me marcó. Hoy me sigue impactando la cantidad de tiempo que ocupa en hablar largos ratos con sus alumnos, de manera individual. Destaco esa dedicación y preocupación por sus cursos.
Y bueno, mencioné  a otras dos personas: el profe Mati y la Miss Miriam. Yo creo que si juntásemos todo lo que les he contado, se podría construir un increíble perfil sicológico de mi persona; o quizás incluso un libro de crónicas. Los dos conocen mis secretos más profundos; esas cosas que sabes tú, Dios y tu perro, para que se hagan una idea. Gracias por acompañarme en los difíciles procesos que he atravesado, por los buenos consejos y todos los momentos en los que me animaron a seguir; o cuando me tiraron las orejas por alguna embarrada (jejeje), todo se agradece. Gracias por sus corazones siempre dispuestos a servir al otro, y por la amistad y confianza que me han brindado.
Cursillo amado, ahora sí que queda el último impulso para terminar. Luego del viernes, que supongo estaré más inspirada, escribiré algo para cada uno. Los quiero.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Personajes

No puedo creer que realmente está pasando: sólo una semana más y saldremos definitivamente del colegio. Apenas sí quedan unos cuantos trabajos que entregar y unas pocas pruebas. Cinco días a contar del lunes, y todo habrá terminado.
Estaba leyendo una antigua entrada titulada “¿Seguiremos siendo amigos?”, donde hablaba sobre el temor de perder a mis amigos. Tengo claro que quizás deje de ver a uno, o a lo más dos; y que a otros apenas los veré de hola y chao, más que nada por la iglesia. Pero también sé que hay personas muy importantes para mí en este curso, y se los digo: voy a hacer mi mayor esfuerzo por nunca perder la amistad que existe entre nosotros. No hay universidad, persona, trabajo o familia que pueda llegar a separarnos. Los quiero demasiado como para dejar que eso pase. Ahora, éste es el momento donde la Fran dice “qué cursi, Dani”. Sí es cierto, durante este último tiempo ha existido más que sólo un momento cursi con algunos, con lágrimas incluidas a veces. Pero bueno; me gusta que haya sinceridad.
Y hablando de amigos, este año hice una amiga que nunca he mencionado en este noble medio: mi queridísima Claudius. No sé de qué manera milagrosa y sobrenatural comenzamos a hacernos amigas; pero de un día para otro esta niña comenzó a vivir en mi casa al menos un día a la semana. Ya prácticamente es parte de la familia; una hija adoptiva más de mi madre (con ella son cinco mis hermanos adoptivos). He aprendido a conocerla y a quererla; y en ella encuentro realmente a una hermanita. Fui a verla en un día importantísimo tanto para ella como para mí; y fue realmente emocionante. Voy a extrañar los pucheros que hace cada vez que tiene que estudiar, las conversaciones que hemos tenido hasta altas horas de la noche y sus paseos matinales a mi sala.
Hablando de extrañar, no puedo olvidar a los enanitos que literalmente viven en la sala de al lado: los niños de kínder. ¡Cómo me río cuando, al mirar los pies de mi compañero Camilo, veo dos seres pegados cual lapas a sus zapatos! Estos niños realmente roban el corazón, y saben cómo hacer para sacarte una sonrisa aún en los peores momentos. En un par de años, cuando regrese a mi colegio para ver cómo ha cambiado, espero ver a todos estos enanitos y llevarme una impresión al ver cómo habrán crecido.
En fin, he conocido a tanta gente maravillosa en este lugar, y hay tantas cosas que recordar, que creo que esto no alcanza para expresar todos los pensamientos que fluyen en mi cabeza ahora.
Ya volveré con más capítulos de esta interesante novela.
PD: Hoy es 11.11.11.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Retiro y deberes

Acabo de revisar algo que iba a ser una entrada para el blog, y empezaba con “Martes por la noche, preparándome para el retiro de mañana…”. Como mañana no hay retiro, decidí simplemente dejar ese lindo escrito en el olvido. Me dio bastante lástima, porque ya llevaba 394 palabras; y no es tan fácil llegar a las 450 palabras cuando se ha escrito durante prácticamente todo el año (especialmente porque tendré que escribir unas siete entradas antes de salir de clases, debido a mi relajo en lenguaje este semestre).
Primero deseo hablar del retiro. Qué genial. Fue demasiado diferente a cualquier retiro del colegio al que hubiese ido: tuvimos una cantidad de tiempo libre inimaginable, durante el cual tiraron a todo mi curso a la piscina (menos a mí porque estaba enferma y al Álvaro que se escondió). Ni siquiera la tía N y el tío R se salvaron de un chapuzón involuntario. Para qué hablar de nuestras travesurillas de último año. No podíamos irnos sin hacerle una broma pequeña a nuestro querido ex director, así que nos introdujimos en su habitación mientras alguien vigilaba que no viniese, con la intención de sacarle los palos a su cama. Lo malo fue que los palos estaban todos pegados, y por lo tanto sacarlos era demasiado complicado; pero siempre existía la posibilidad de SABANITAS CORTAS. Sin dejar de reír, doblamos las sábanas por la mitad y guardamos la punta superior bajo el colchón. Luego llegó el tío R y nos quedamos tirando tallas hasta altas horas de la madrugada. Como siempre, era todo un club de Toby conmigo entremedio; mientras mis compañeras dormían profundamente en nuestra habitación. Qué manera de pasarla bien esa noche.
A la mañana siguiente corrimos a preguntarle a nuestro querido profesor cómo había dormido, a lo que él respondió con una cara que no manifestaba, digamos, completa felicidad (jeje). Igual nos reímos cuando nos contó su experiencia de cuando sus pies llegaron hasta cierto punto de la cama y luego no pudieron seguir avanzando.
El retiro fue tan relajado… especialmente después de un retiro de niños, donde había que comer rápido para ir a vigilar a las reptantes y prepúberes criaturas, capaces de cualquier cosa. Ahora no teníamos que vigilar a nadie, es más; otros tenían que preocuparse por nosotros, lo cual es bastante agradable.
Quedando poco más de una semana en días hábiles para dejar el colegio, me faltan pocas cosas que hacer, pero que siguen martirizando mi sueño: las fichas de biología que aún no empiezo, el debate y el informe de la feria científica, para el viernes. Mañana nos entregarán (supongo y espero) un trabajo de matemáticas PSU, y gracias a Dios no tengo que entregar un latero trabajo de Historia sobre crecimiento poblacional.
Seguiré escribiendo…  

lunes, 24 de octubre de 2011

El Regreso

Sí, lo sé. Me dejé estar y he sido tremendamente irresponsable: no he escrito como en un mes en este mi precioso blog. Así que heme aquí nuevamente, más estresada que nunca y con ganas de terminar todo lo que signifique NOTAS. Pensaba escribir ayer, pero estaba demasiado cansada para hacerlo; y de hecho no sé cómo logré sobrevivir hasta las 1AM.
Salí de mi casa el sábado muy temprano para dirigirme al preuniversitario, muerta de sueño. Cabeceé durante toda la clase de física, y en un momento en que mis bellos ojillos quisieron descansar, la profe, con su particular tono de voz que me hace mucha gracia, gritó “¡Mora, despierte!”. Era el colmo. Podía resignarme a no resistir biología; a lo más química un día que estuviese muy cansada, pero quedarme dormida en la clase con una de las profesoras más graciosas del mundo era imposible de creer. Decidí que era hora de tomar una decisión y cortar por lo sano (o en este caso, dejar lo sano).
Antes de continuar, contextualizaré a aquellos que no se han enterado de mi desgracia. Hace aproximadamente un mes, una señora loca a la que apodan “nutricionista”, me puso a dieta debido a que los exámenes de sangre arrojaron que mi insulina estaba por los cielos. El terrible suplicio consiste en no comer aquellos alimentos que aportan principalmente hidratos de carbono (papas, puré, arroz, fideos y todas esas cosas que no pueden faltar en una comida normal), nada que contenga azúcar, nada que no sea diet o light, frutos secos y muchas otras cosas deliciosas y fundamentales para la vida de cualquier adolescente.
Bueno, como iba contando, decidí que esa situación no podía continuar; ya estaba aburrida de quedarme dormida en cada clase del preu a la que asistía. Lo de física fue la gota que rebalsó el vaso, porque ya mi profe de química me había dicho que tomara vitaminas.
Inmediatamente relacioné mi cansancio con la dieta, y decidí comer azúcar para activarme. Dicho y hecho, me dirigí al kiosco y compré un delicioso mocachino y un alfajor bon o bon de tres capas. Ñami.
Santo remedio. No cabeceé en ninguna de las clases siguientes.
Aparte del episodio de la dieta, tuve un fin de semana intenso con mis amigos Álvaro y Maxi en el retiro de niños de la Iglesia; aunque nos vimos como tres veces a la rápida, cruzándonos en un pasillo o cosas por el estilo. El retiro estuvo muy bueno, y bastante diferente, a decir verdad: nunca había ido a un retiro del ministerio de niños. No me molesta que niños de incluso trece años me digan “tía”. Jugué fútbol, busqué gusanos en la tierra y conversé con dos niñas arriba de un árbol.
Y qué decir de los tiempos con Dios; es demasiado genial cuando son voces infantiles las que alaban.
PD: Comienza la cuenta regresiva. Un mes y contando…

domingo, 25 de septiembre de 2011

Tapados hasta las orejas

Ahh… Fue tan bueno perder clases el viernes… El ensayo no fue nada agradable, porque ya lo habíamos hecho, el día anterior me había acostado tarde y no había tomado desayuno. Las mejores condiciones para rendir un ensayo de PSU. Pero lo bueno fue que después tuvimos bastante tiempo libre para hacer absolutamente nada, y al fin pude hacer cosas que tenía pendientes como de una semana. Lo que me dio más lata fue haber perdido música por física, pero bueno; ya sabíamos que en este país no se valora ninguna clase de arte.
El sábado hube de levantarme temprano para ir al preu, lo cual me dio demasiada lata (pero igual lo hice). Cuando llegué a mi casa me llevé una grata sorpresa, al descubrir que de almuerzo habían comprado sushi. La Fran estaba en mi casa desde la noche anterior, y reemplazó mi lugar de hija mientras yo no estaba. Comimos con calma y mi papá nos fue a dejar a la casa del Maxi, para luego dirigirnos en grupo a la Iglesia de niños. Estuvimos toda la tarde corriendo, jugando a las más diversas clases de pinta que una mente humana puede crear.
Después fui con algunos de mis más amigos a ver la ópera Carmen que se presentaba en el Chimkowe. El alcalde estaba saludando personalmente a cada persona que atravesaba las puertas del recinto; y yo no le había creído al Camilo cuando me dijo por teléfono “…luego de darle la mano al alcalde…”. Sentí que le faltó algo a la ópera: una chispa, más fuerza en la orquesta, en los bailarines. Pero lo que más extrañé fueron los platillos en la obertura. Había sólo un triángulo que no paraba de sonar.
Esta parte, hasta el almuerzo de hoy, fue bastante positiva. Pero luego llegaron las preocupaciones: el poner los pies en la tierra y darse cuenta que uno está lleno hasta más no poder de tareas, trabajos, etc. No es una queja; estoy relatando mi complicada situación (la misma que atraviesa gran parte del curso, si es que no todo), y aprovecho de descargarme porque mi semana rebosa de responsabilidades. Para mañana hay que hacer una hermosa presentación de inglés, la cual aún no termino: debo terminar de escribir los diálogos y traducirlos al inglés. Más encima hay que “debatir” sobre la TV chilena. Puaj. El martes disertación de química (la cual, por supuesto, aún no comienzo); miércoles prueba de matemáticas si no me equivoco: prueba de historia; el jueves prueba de física (aún no sé cómo definir el magnetismo) y la prueba de Fuenteovejuna, que no tengo ni idea de cuándo es.
Mañana será otro día, si es que logro sobrevivir a esta noche. 

martes, 20 de septiembre de 2011

Septiembre y la cercanía del Fin

Qué agradable fue este fin de semana. Me encantó no ir a clases ni lunes ni martes, para simplemente hacer NADA.
Todos los días tuve algún panorama, y aunque me hubiese gustado hacer más, la pasé bien. El sábado fui a las fondas en el colegio, donde hubo algunas presentaciones de plantíos que estuvieron muy graciosas, y otras bastante profundas. El domingo, luego de la iglesia, fui con mis padres y me hermana a un asado con la familia. Qué manera de comer, terrible. Pura chicha, carne y deliciosas ensaladas aliñadas con un montón de limón, como a mí me gustan. Mi abuela estuvo todo el día sábado cocinando, de lo cual resultaron 101 empanadas. Increíble. El lunes, otro asado. Más carne aún, pero la verdad fue bastante aburrido: mis primas puro que fuman, y mis ojos ya irritados por la primavera no soportan el humo del cigarro. Lo único entretenido que hice fue jugar con mis gemelos pelados, que todavía no cumplen los dos años. Y hoy no hice mucho; aunque disfruté el levantarme tarde y tomar desayuno a las 12. Ejercité con las guías del preu que no tenía hechas y dormí una pequeña siestecilla luego del almuerzo, en el sillón más irresistible que puedan imaginar.
Y mañana de vuelta a clases. Lo más terrible es que quizás me hagan el test de Naveta que no he hecho; y que tampoco tengo ganas de hacer.
Pero una de las cosas que más pienso con respecto a esta vuelta a clases, es el poco tiempo que nos queda. ¿Cuánto será, como un mes y medio? Seis o siete semanas que entre retiro, alianzas y quién sabe qué más; se nos van a hacer realmente nada. Sé que he hablado bastante del tema, pero no puedo evitar pensar en eso gran parte de mi tiempo. Por otra parte, pienso en todas las cosas que podré hacer una vez hayamos salido del colegio, en noviembre. Podré juntarme con mis amigos a comer palos (a ver si algún día lo logramos); ver muchas películas que tengo pendientes; leer libros que nunca terminé,que nunca empecé o que olvidé por completo; ver otra vez a ex compañeras que viven muy cerca y con  las cuales no hablo hace mil años; sacar la licencia de conducir; entre otras muchas cosas.
Últimamente siento que vivo en un mundo de irrealidades. A veces me pregunto si ciertas cosas que pasan realmente están pasando, o estoy en alguna clase de extraño sueño del que no despierto. ¿Nunca les ha pasado? Lo malo es que no es una situación puntual: son varias cosas que me hacen dudar sobre la veracidad de la dimensión en la que me encuentro. No deseo “irme en la volá” con este tema; pero deseaba compartir la extraña sensación que a veces me embarga.
Saludos desde el más acá,
                                         Mani.