domingo, 29 de mayo de 2011

El Encuentro

En la mañana me pasó algo curioso: al quedarme dormida (cuando debía levantarme), tuve un sueño que me hizo despertar con una sensación extraña. Iba yo con mi amigo Matías y con mi mamá en el auto, cuando ésta se estacionó y entró a una farmacia. Nos bajamos, curiosamente el lugar era una plaza, y comenzamos a ver lo que el quiosco tenía para ofrecernos. En eso estábamos cuando llegó el Álvaro con dos personas más, y mirándome sonriente, me dijo: mira a quién encontré. Levanté la vista y observé detenidamente a quien se suponía, debía reconocer.
-       ¿Javi?
-       Ajá. ¿Dani Mora?
-       ¡Javi, no te había reconocido!
-       Jajaja…
-       Qué alta estás…
Lo siguiente fueron abrazos bien fuertes. La Javi se me presentó muy alta y flaca (cuando éramos pequeñas era la más bajita del curso). No se confundan, no es de nuestra Javi Zúñiga de la que hablo; sino de mi ex compañera del Encuentro. No voy a decir que éramos las mejores amigas, para nada. De hecho, ella no estaba en mi “grupo de amigos”. Pero bueno. En el sueño, verla me provocaba una alegría inmensa, y mi primer pensamiento, aunque no lo crean, fue “Ya tengo tema para el blog”.
Cuando desperté me sentí triste: nada de eso había pasado. No fue la sensación de tener los bolsillos llenos de monedas, y despertar para darte cuenta que están vacíos; fue peor. Sentí como si hubiese conocido a mi abuelo, y después despertado para darme cuenta que era todo una ilusión. Y es que la tengo en facebook, aunque sólo le he hablado una vez, hace poco. Ha cambiado tanto, que jamás la reconocería si la viera por la calle. Es por eso que mi sueño me produjo tanta nostalgia; el recuerdo que mantengo de ella es el de una niña pequeña y delgada, con corte de hombre, voz chillona y un enorme talento para el dibujo. Y es lo mismo para los demás compañeros que conocí en ese colegio: aunque los haya visto de nuevo, mi subconsciente se rehúsa a aceptar esa nueva imagen de ellos, más ruda, menos inocente, y que no se corresponde con los niños que alguna vez fueran mis amigos.
No sé si ya lo he dicho, pero me gustaría haber entrado al Montahue antes. Me encantaría poder comentar con ustedes cómo fue el famoso retiro en Villa Paulina, del que tanto hablan, o haber conocido al Sebastián Gonthier cuando (dicen) era tranquilo.
Pero en fin, ya no se pudo. Doy gracias al Señor porque accedí a cambiarme de colegio en quinto, y porque me quedé. Sólo Él sabe qué sería de mí si me hubiese quedado en ese lugar…Menos mal que me cambié...
Además, tendría puras amigas. Y, ¿Qué sería de mi vida sin amigos? Una estereotipada vida de niña tranquila, que hace pijamadas todos los fines de semana con su grupo de amigas, para jugar “Sólo entre chicas”, ver comedias románticas y hablar sobre el chico que le gusta. Se la pasa bien con niños: comen harto, ven películas que tienen como estrella a un perro, hablan de temas variados y comen más. La única diferencia es que con ellos no se hacen pijamadas, y en vez de “Sólo entre chicas” juegan al ”Assasin Creed”.
Gracias Señor por cambiarme de colegio.

domingo, 22 de mayo de 2011

Fin de semana sin descanso

Pero qué fin de semana.
Viernes
La Claudia se vino a mi casa después del colegio, e inventamos palabras extrañas que le ayudaran a recordar los pueblos precolombinos en Chile. Luego de eso, Equitación: desde las 16:30 hasta las 19:30, dos clases seguidas. Terminé muerta. Después de eso sólo me dio para ir al Jumbo con mi amigo Álvaro, y luego morir sobre mi cama.
Sábado
Pasadas las 8:00 estaba en la estación Quilín, esperando a alguien para ir a Rosario, a la casona de la iglesia: había Bautizo. Estuvo todo demasiado lindo y poderoso… Y hasta nos convidaron almuerzo. Fueron casi puras mujeres las bautizadas, casi todas vestidas de impecable blanco. Fue realmente emocionante ver a amigas sumergirse en el agua de la piscina…
Terminó muchísimo más tarde de lo que creí: salimos de allá como a las 16:15 o 16:30. Me dejaron en la iglesia y tuve que pasar a la casa de alguien a pedir prestadas las “instalaciones”, si saben a lo que me refiero. Luego me dirigí al cumpleaños de mi buen amigo Matías, llegando con un elegante atraso de tres horas. Ese día sí que moría. Cuando el papá del Maxi nos fue a buscar, yo yacía en el sillón como un muñeco sin vida. Eso sí, valió la pena la piñata.
Domingo
El día más calmado de este ajetreado fin de semana. En la mañana, iglesia. Me sorprendió y me alegró a la vez no encontrar a Marcela esperándome fuera del metro: una testigo de Jehová que me abordó el domingo pasado, y me retuvo por al menos veinte minutos, tratando de convencerme de sus doctrinas extrañas. Están entrenados para convencer a la gente basándose en fundamentos de su versión de la Biblia (Traducción del Nuevo Mundo), pero no esperan realmente encontrarse con alguien que sí lee este libro y que al menos sabe lo que definitivamente NO es.
Terminé de almorzar a las 16:00, y comencé por avanzar Hijo de Ladrón. No había avanzado ni veinte páginas cuando me invadió un sueño terrible. Dormí un rato, y luego me dispuse a hacer todas mis tareas. Son las 23:30 y sigo tratando de terminar mis tareas.

No me quejaré otra vez contra los profesores; ya lo hice una vez.
Siento que este fin de semana se me pasó más rápido que cualquier otro, con tantas actividades. Feliz me quedaría en mi casa mañana, viendo tele y leyendo  con la estufa a parafina al lado (mi madre dice que se parece a R2D2), sin preocuparme de la Revista, la guía de Mate o la presentación de Inglés. ¿Por qué la fiebre no vendrá cuando se le necesita? Siempre he soñado con probar si es cierto eso de comer plátanos y pasarte la cáscara por la cara para que te suba la temperatura, lástima que queda como un plátano en mi cocina. Supongo que debí haber abrazado al Álvaro hoy día, y haberme sentado al lado de él; quizás se me hubiese pegado algo. ¿Nadie quiere convidarme un germen o algo? Lloraré, no quiero ir mañana al colegio, quiero dormir…

sábado, 14 de mayo de 2011

Día del Libro y algo más

Ahh… Qué día del libro. Yo pensé que iba a estar como cierta persona el año pasado, que lloró el último día del Libro, el último debate, el último juicio, las últimas fiestas patrias y el último día de clases. Pero recién hoy día me acordé que ese hecho se me había olvidado completamente, y que el recién pasado viernes terminó sin un solo atisbo de lágrima por mi parte. Muy bien.
Fue muy cansador hacer la obra. Terminaba una función y ya estaban golpeando la puerta las mimos, porque había gente esperando para entrar. HABÍA FILA! Apenas bajaba la gente, Peter y Ana salían de sus escondites para arreglar el desorden que implica un escape ante el peligro de los soldados nazis.
Tantas veces la repetimos, que ya las últimas era una cosa terrible decir mi parte: sentía que ya se lo había dicho a esta gente, y que se iban a aburrir por escucharme decir la misma cosa de nuevo. Qué sensación más rara: como un deja vu, reproduciéndose cada cierta cantidad de minutos, sin parar. Pero bueno, parece que la obra causó su efecto y conmovió a la gente.
Y después de todo, la parte de la música salió bien. Al menos al público le gustó. Luego de tantos malos ratos, la pasamos bien de todas maneras, y todo el mundo contento. Lástima que no pude ver ninguna de las otras obras simultáneas; como la de Ricitos de Oro, o Tom Sawyer.
¿El tío L? Relajado como una pancora (no sé por qué, fue la primera palabra que se me vino a la mente): su pelo estaba casi tan peinado como un día cualquiera de colegio.
Cuando terminó, estaba tan cansada que me acosté muy temprano (poco después de llegar a mi casa), y dormí casi doce horas. Por lo mismo salí apuradísima al partido, para descubrir que el señor A nos había abandonado. Jum. Perdimos por menos que la otra vez, así que por lógica, el próximo lo ganamos.
Para terminar este día con clase, fui a un matrimonio que se hizo en nuestra iglesia. Fue todo tan genial, y la novia se veía tan linda, que me removió las tripas (por decir que de alguna manera me conmovió). No sé si muchas niñas de mi edad sueñen con ese día, pero yo sí. No es por el glamour de la boda en sí; sino por unirte a la persona que más amas en la tierra. Por saber que ahora sí te pertenece, y puedes pasar todo el tiempo con él, “legalmente”, por llamarlo de alguna forma.
Sinceramente me gustaría formar una familia antes que vuelva Jesús.
Pero no sé a qué edad podría ser eso. Antes deseaba casarme antes de los veinticinco, pero veo a gente de treinta años con una mentalidad que apenas supera la mía, y por eso lo he reconsiderado… Así que, que se haga la voluntad de Dios nomás, y me dé su guía para seguirla; miren que es perfecta y haciendo la propia no resultan más que embarradas.

PD: Me importas tú, y tú y tú… Alguien ha escuchado esa canción?

lunes, 9 de mayo de 2011

Indignación

Dije que iba a escribir de nuevo luego del día del libro; pero los recientes acontecimientos me han obligado a publicar el primer día de la semana.
Estaba yo en mi dulce hogar, con mi compañero Alvaro, mi hermana Tatiana y el profesor M, cuando llegaron mi tía y mi tío con cara de circunstancia: habían aprobado el proyecto Hidroaysén.
No lo asimilé en seguida, y creo que aún no lo hago. Tanto tiempo con la campaña Patagonia sin Represas; tanto tiempo en que luchamos contra esta empresa, que realmente creí que jamás le darían el sí. Mi pensamiento era: “No, cómo los van a dejar construir eso; no van a quitarle el trabajo a tanta gente. Además, somos una gran mayoría, así que no pueden oponerse a nosotros”.
Bueno, fui demasiado ingenua. No debería asombrarme que en este país aún manden los que tienen los bolsillos rebosantes de billetes.
Y se atreven a llamar esto una “democracia”. No me vengan con estupideces. ¿De qué democracia me hablan? ¿Dónde está la voz del Pueblo? Yo les diré dónde: sepultada y silenciada por once votos que han decidido que lo que ellos piensan es más importante. Once personajes que no se interesan en nada más que la plata. ¿O creían que Hidroaysén se va a hacer sólo por la energía? Benditos sean los que mienten y engañan a Chile entero con su aún más bendito proyecto: sean saciadas de los más verdes dólares sus alforjas, y sean sus mesas llenas de los más ricos manjares.
Convencieron quién sabe a cuánta gente con su falaz comercial: ése donde, en medio de una cirugía, se cortaba la luz. Les cuento: las clínicas y hospitales cuentan con generadores especiales, que permanecen prendidos ante cualquier emergencia. Así que esas cosas NO pasan.
Si aún viviese en Coyhaique, no dudaría en pararme frente a las máquinas dispuestas a arrasar con todo. Santiago es tan grande. Yo quería ir a la Plaza Italia, pero lamentablemente, no me mando sola. De todas maneras mi papá me dijo que podíamos ir a protestar si hay otra manifestación masiva, en un día que él tenga libre. Ojalá.
No sé ustedes, pero yo me siento orgullosa de ser chilena. Más aún de haber nacido en la Patagonia: el rincón más lindo del planeta.
Sin importar cuánto tiempo lleve viviendo en Santiago, mi tierra es allá en el Sur. Allá pertenezco. El amor que siento por ella no se puede plasmar con palabras.
¿Quién puede pensar siquiera en inundar un lugar tan bello como lo es el Baker? Y es tal como se lee: BAKER, no “Beiker”, que estamos en Chile, miércale.
A ver si les gusta a esos platudos que les inunde el jardín y construya una represa, para que el vecino pueda disfrutar de hartos watts. No creo que les agradase la idea.
Yo creía que este era un país libre, donde Chile era de todos los chilenos, y donde todos tenían derecho a opinar. Claro, no nos dijeron que todos tenían derecho a opinar sobre lo que quisieran; pero que nadie te iba a escuchar.
Así es, acostúmbrense. Chile NO es de todos, sino del que tiene más plata.
Díganme comunista, o lo que quieran, ya estoy acostumbrada. Pero no me salgan con comentarios momios, ni hablen por hablar. Lo digo en serio. Respeto la libertad de expresión, pero si alguno se atreve a hablar mal en contra de la campaña sin ningún fundamento, o apoya el proyecto Hidroaysén sin siquiera conocer el lugar que será DESTRUIDO por un par de ricachones avaros; no dudaré en eliminar su comentario. Viva Chile, viva el Pueblo, vivan los trabajadores!

PATAGONIA SIN REPRESAS HASTA EL FIN!

domingo, 8 de mayo de 2011

Libros y poemas

Cuando vi el blog, y me acordé que tenía que escribir, pensé: mm… el tema que tenía para esta semana se me olvidó. Y no se me ocurrió nada. Hasta que de pronto, se me vino a la mente lo que escribiré la próxima semana: el último día del libro. Así es; no me canso de plasmar sentimentalismos en mi blog.
El próximo fin de semana estaré escribiendo cómo fue el último día del libro en nuestro colegio: el año 2012, probablemente la mayoría ni siquiera se enterará qué día cae. Yo creo que ninguno de nosotros se enteraría de la fecha si no estuviese el tío L para recordárnoslo.
Hay tantos recuerdos de años anteriores, tantas cosas que, a falta de espacio en mi cabeza, se van borrando poco a poco de mi memoria. Recuerdo cuando varias niñas (entre ellas la nuni, la dani y yo, si no me equivoco) recitamos en la actual sala de 1ero medio. Y qué bah, ya no me acuerdo de muchos días del libro: son otro tipo de eventos los que más recuerdo. Y aunque esta fiesta quizás no sea tan relevante o no nos deje tan marcados como otras, es una instancia agradable donde todos muestran sus dones y talentos; y que recordaremos con una sonrisa en varios años más.
Y ya que me des-inspiré, y no me da más para este tema, voy a contar algo de lo cual no creo que muchos se acuerden. En sexto básico, un año después de llegar al colegio, me pidieron que recitara un poema para fin de año, cuando las graduaciones aún eran un evento con muchos actos. No recuerdo de quién era el poema; pero creo que me hicieron usar ese “vestido” que parecía un saco de papas (el que usamos para un baile nortino ese año, CREO), y la tía Nancy me hizo un cintillo azul que combinaba con la flor que debía llevar en una mano. En un principio la María Jesús iba a recitar conmigo, pero por alguna misteriosa y mística razón, no lo hizo. Entonces, le pidieron a la Nuni que lo hiciera; pero fue dos días antes, y era un texto realmente largo. No era tiempo suficiente, y no pudo hacerlo conmigo (Igual se lo aprendió casi todo, seca amiga). Así que hube de pararme sola y temblorosa frente al auditorio de la iglesia lleno, pero gracias Señor, no se me olvidó nada.
Les saco pica, fui la primera del curso en interactuar con el tío L, porque le pidieron a él que me ayudara a prepararme.
Cuando era pequeña y me preguntaban si tenía algún talento, siempre respondía orgullosa: “recitar”. La verdad, ya no me atrae tanto como antes. Si mal no recuerdo, la última vez que lo hice fue para la bienvenida de la tía Paulina, el año antepasado (¿?): mi poema favorito, de Rubén Darío, “A Margarita”.
Ahh, y todos los días, cuando mi compañero Camilo me pregunta “¿Por qué lloras?”, le respondo “Porque tengo que llorar. Anoche pasó mi novio, y no me quiso saludar…”

domingo, 1 de mayo de 2011

Tías

Domingo, otra vez. Pero por lo menos no son las once de la noche. Ahh, antes que se me olvide, quiero destacar lo feliz que me hace seleccionar en el Word la letra Kristen ITC número 12, en vez de la Arial 11. MUAJAJAJAJAJA.
Bueno, y ahora en serio, mi tema de hoy es al fin, uno que ya tenía pensado hace un tiempo. Cada vez que un cuarto medio se gradúa, destacan la labor de los mejores profesores de educación media. En cada nuevo día del profesor, los estudiantes les llevan cartas y regalos a los profesores que estudiaron Pedagogía en algo para Educación Media; o como se llame cuando uno estudia para enseñarle a los más grandes del colegio.
Pero, ¿Qué pasa con las profesoras de Básica? ¿O las de párvulos? ¿Cuántos de ustedes podrían recordar el nombre de su profesora de kínder? (No valen en Matías, el Seba y todos los que están en el colegio desde que nacieron)
Siempre destacamos cómo han marcado nuestras vidas los profesores que nos preparan para la PSU, pero olvidamos que nuestra infancia temprana (y no tanto) también es una parte importante de la vida; y que las personas que nos ayudaron a vivir esa etapa, son igual de importantes que las que nos ayudan ahora.
Hoy quiero destacar a esas profesoras; desde las parvularias hasta las de sexto básico. Mis tías del jardín Eluhuen: la tía Sole y la tía Jeanette (de ella no me acuerdo, pero mi mamá me sopló el nombre), que aún después de años se acordaban de mí; la tía Andrea, la tía Erika, y otra que tampoco recuerdo cómo se llamaba, del Encuentro; y mis queridísimas tías de mi actual colegio (del Playground no me acuerdo nada porque me cargaba TODO lo de ese colegio). La tía Kathy, que nos enseñó de sílabas tónicas, y reglas ortográficas y gramaticales; la tía María Elsa, que nos enseñó de fuerzas y nos hizo construir un dinamómetro (para pesar Newton, del cual nadie se acuerda); el tío Rodolfo (única excepción masculina de esos años), cuando nos aprendimos la cosita de Capricornio, y la línea del Ecuador; la tía Carmen Gloria, que nos entregaba sudokus, etc. No sé si me olvido de alguien.
Letra de la tía María Elsa en mi cuaderno de Lenguaje.
La verdad escribí esto pensando en la tía María Elsa, que me acogió mucho cuando recién llegué al colegio, y me marcó mucho también. Cuando me preguntaba algo, sentía que no le podía mentir, que la decepcionaría si lo hacía. No es que yo fuera una mentirosilla; pero mi pensamiento era de no delatar a nadie, nunca. Una vez la tía María Elsa me preguntó quién había hecho no recuerdo qué, y le respondí “el Matías”. Claro, en esos años ese niño me caía mal, pero no es el punto.
Cuando me fracturé el brazo en 5to básico, ella me escribió la materia; y aún conservo cuadernos con su perfecta letra de caligrafía. Qué años aquellos. Gracias.
Y destaco también a otras que nunca me hicieron clases, pero que aman lo que hacen casi tanto como a Dios: la tía Gloria y la miss Miriam, que dan sus vidas cada día por sus niños.

Gracias, profesoras.