No hay un tema determinado para hoy, mis queridos radioescuchas.
El miércoles en la mañana salimos con el kínder, y me dijeron “ya tienes tema para el blog”. No sé ustedes, pero personalmente la pasé muy bien. Me encanta estar con esos niños; me río tanto escuchando las cosas que hablan. Ya a muchos les he contado cuando le pasé a llevar el pelo a la Cata, y al preguntarle si le había dolido, me respondió con una cara que me dejó completamente perpleja: “El dolor está en la mente, y sólo hay dolor si hay sangre”. Los niños de hoy en día. Voy a echar de menos a estos pequeños. La pasamos muy bien, todos de rodillas en la tierra húmeda, haciendo hoyos para poner las plantas y flores que habíamos comprado. Claro, hay algunos que se embalan y comienzan a desenterrar objetos, como ROCAS GIGANTES, del medio del patio.
Otra cosa pasó durante la semana, y me repitieron “ya tienes tema para el blog”; pero no recuerdo qué fue.
Ahora, acabado el feliz tema de ayudar al planeta y, de paso, compartir con nuestros vecinitos; paso a un tema algo más profundo y mucho menos feliz.
No es tema nuevo en nuestro curso las peleas de niñas. Desde que llegué al colegio es algo usual, al menos en este cuarto medio. Un día son unas, al otro día otras. Escribo esto para declarar mi neutralidad en esta situación. Niñas, las quiero mucho a todas, y realmente me carga verlas así. Obviamente no espero que se arreglen porque yo diga que no me gusta verlas así. No es el objetivo de esto. Sólo quiero que todo el curso sepa (ya sabe uno, que vio mi cara el viernes) cuán chata me tiene el asunto. Lamento si alguien se siente ofendido, pero estoy cansada de leer indirectas, de escuchar pesadeces, y de soportar los asquerosos silencios que se producen cada vez que hay una pelea.
Por eso, insisto en decirlo, tengo más amigos hombres. Si algo les molesta, lo dicen y ya. No se lo guardan para después andar mirando feo. A veces pueden ser más irritables que una madre premenstrual, pero las cosas se arreglan, a más tardar al día siguiente. Yo también la he embarrado, ¿saben? Obviamente nadie es perfecto. Pero cuando lo he hecho, mis amigos me lo dicen (agradezco esa sinceridad). Y, ¿les digo qué? No es fácil: ni decir “oye, me molestó esto”, ni “perdón”. Ambas cosas muchas veces pueden ser muy dolorosas. Pero son estas cosas las que demuestran valentía, amor por el otro, y preocupación por mantener una buena y estrecha relación.
Pido consideración por ser éste nuestro último año. Dejen las tensiones y roces a un lado, y traten de vivir pacíficamente, aunque sea por el resto del curso. Se los pido por favor. Una tregua que dure hasta la segunda semana de noviembre: tomemos la vía diplomática.
Y quiero aclarar algo. Mi intención, por si alguien la malinterpreta, no es para nada ponerme de uno u otro lado. Para nada. Pero sí quiero que sepan que no busco crear polémica, y que cualquier comentario que contenga indirectas contra alguien, o algo que considere ofensivo; será borrado sin ningún asco.
Habiéndome desahogado, y expresadas todas mis opiniones personales, me despido.
He dicho.
Que farandulera niña mora.
ResponderEliminarCreo igual, que a veces es necesario hablar ya que el quedarse callado o de manera neutral puede ser un arma de doble filo.
Muy polemico tu blog.
Saludos.
ohhh, me encanto lo que escribiste (solo porque se parece a lo mio)... nos vemos en el colegio
ResponderEliminar