domingo, 7 de agosto de 2011

De vuelta

Domingo en la noche y muero de sueño. Estoy escribiendo en el blog y aún tengo que hacer la tarea de Historia. Creo que comienzo a sentirme más en casa.
En unas vacaciones rodeadas de placer, había olvidado por un tiempo lo que significa estrés. El día de hoy me ha devuelto a mi realidad como estudiante: por primera vez en más de un mes tenía tarea, y se me había acumulado. Genial.
Volví al colegio el día jueves, luego de llegar al colegio el miércoles en la mañana. Supongo que me relajé demasiado en mi tiempo de descanso, hasta olvidar por completo lo que significaba el colegio en cuanto a tiempo libre.
Y quizás otro día hable del conflicto que hay con las protestas estudiantiles, pero ahora tengo demasiado sueño para utilizar tatas neuronas. Así que aprovecharé para hablar de la sensación del verano: El libro El Túnel; teniendo en consideración que hoy día comenté brevemente su lectura con alguien.
Debo admitir que el libro no me gustó para nada la primera vez que lo leí. Me pareció completamente sin sentido, y el protagonista un paranoico obsesivo. Creí que no había captado bien lo que el texto quería decir, y que quizás lo había leído muy atropelladamente; así que decidí darle una segunda ojeada. Me extrañó el hecho de comenzar a encontrarle la razón a este Juan Pablo Castel: sus sospechas y dudas con respecto a María, que antes me habían parecido ridículas y sin fundamento, ahora tenían mucha lógica; y encontraban su razón de ser en sus extrañas actitudes. Llegué a pensar, luego de detestar al personaje con la primera lectura, que el pintor tenía razón en casi todo, y que su modo de razonar era el correcto.
Si me lo preguntan, mi opinión sigue siendo la misma en cuanto a esto; lo cual no libra a Juan Pablo de seguir siendo un maníaco y extraño individuo.
Cambiando el tema, ahora que estoy de vuelta y debo ponerme al día en todo, deberé aprender a organizar mi tiempo mejor que nunca, puesto que me inscribí en un preuniversitario. Adiós al amado tiempo de hacer absolutamente nada, de ver películas en el cable y de leer la colección de comics de Batman que debió haber llegado hace como un mes. No es que tuviese ese tiempo, pero ahora definitivamente debo decirle adiós a la posibilidad de tenerlo alguna vez durante el año escolar (o lo que queda de él).
Sólo una cosa más: por fin nos entregaron los famosos polerones, y fue justo el día que llegué al país. Me alegré porque mis compañeros lo tuviesen, pero al mismo tiempo estoy algo ansiosa porque aún no lo tengo, y no sé si podré ir a retirarlo, o si algún compañero piadoso podrá hacerlo por mí.
PD: Feliz día del niño.

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