domingo, 20 de marzo de 2011

Cómo amo la vuelta a clases

Bueno, cómo empezar… Lo haré como sugirió mi estimado profesor de lenguaje: quejándome. Venimos recién llegando de vacaciones, y se le ocurre darnos un gran y oloroso montón de tareas y entretenidas actividades para ocupar nuestras tardes y fines de semana. Como si no tuviésemos nada que hacer. Sé que sonará más que sólo un poco cliché, pero, ¿Qué acaso los profesores creen que no tenemos vida, y nos llenan de cosas para que ocupemos nuestro tiempo en algo “útil”? ¿O creerán que en los demás ramos no vamos sino a escuchar, y que ningún otro profesor nos da tareas?
Es que no entiendo esa manía de mandarnos cosas para la casa; sólo sirve para estresarnos. Y nos vienen con la típica excusa de “esto les sirve para la Universidad”… Les voy a contar algo: TODAVÍA no entramos a la Universidad, así que, ¿Por qué no nos dejan vivir nuestro último año en Paz? Lo que buscan es que nos acostumbremos a ese ambiente duro y exigente, donde no te ponen un dos de nota mínima; sino un delgado y feo uno. De acuerdo, no voy a negar que tenemos que acostumbrarnos a eso, pero les pondré un ejemplo, de lo cual tengo una obvia opinión personal; y si no la comparten no me importa porque soy cool: imaginen que se tienen que ir a una cabaña en un lugar rural, donde no hay agua caliente, ni TV cable, ni Internet, ni su marca favorita de jugo. ¿Qué hacen: se comienzan a privar de estos lujillos un tiempo antes de marchar, o aprovechan su calefont hasta el último minuto? Mi respuesta es la más práctica: aprovecho hasta el último minuto. Así, podríamos aprovechar hasta el último minuto nuestra estadía en este colegio, donde los profesores no deben, y repito, no deben poner malas notas a un alumno por un mapa conceptual de un millón y medio de términos. Pero no; han decidido aplastarnos con ‘deberes’ en la segunda semana de clases. Un blog, una revista de la cual surgen quién sabe cuántas y cuán largas preguntas, y un libro que te puede romper el cráneo si es lanzado de una no tan considerable altura.
Doy sinceras gracias al Señor porque nuestro querido Mr. Chips recién comienza a desarrollar sus más malignos planes para la Media, y no estaremos cuando llegue a insospechables niveles de maldad.

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